Lunes 20 de enero de 2025, p. a34
Con combinaciones de toros y toreros acordes al ambiente de los bares en los pasillos de la Plaza México, convertida en jubilosa cantina a falta de salas de conferencias y de exposiciones, se efectuó ayer la corrida inaugural de la feria de aniversario –¿la última cruenta en 79 años?– en el otrora prestigiado coso.
Hicieron el paseíllo el hidrocálido Juan Pablo Sánchez (32 años de edad, 14 de alternativa y tres corridas este año), el sevillano de Espartinas, Borja Jiménez (32 años, nueve de matador y 42 festejos el año pasado), y también de Aguascalientes, Luis David Adame (27 años, ocho y 19 tardes en 2024), para lidiar un encierro de la ganadería potosina de José Garfias, que volvió al coso, luego de 20 años. ¡Ah, y como un plus el bien intencionado grupo musical Siempre así! Español, claro, al que le instalaron vistoso escenario en el tendido. Como el precio de las entradas fluctúa entre 2 mil 500 pesos en barrera de sombra, y 99 pesos en sol general, se vio más cemento que asistentes, que registraron menos de un cuarto del aforo.
Abrió plaza Ovejero, con 467 kilos, paliabierto y discreto de trapío, que tras una vara, como todo el encierro, llegó a la muleta soso y corto de embestida, por lo que no apareció la displicente cadencia muletera de Sánchez, que lo despachó de dos medias y tres descabellos.
Eterno, con 468 kilos, otro negro bragado y paliabierto, correspondió al español Borja Jiménez, que tantos triunfos alcanzara el año anterior en su país, y que, sobrado de sitio, pronto se hizo de la descompuesta embestida que apenas permitió detalles aislados.
Mató de pinchazo y entera caída.
El primero de Luis David se llamó Hechicero, negro entrepelado, bien puesto, con 472 kilos, que saltó al callejón con ganas de llegar a las localidades de barrera sin lograrlo, lastimándose los cuartos traseros y siendo devuelto a los corrales. Lo sustituyó Guantero, con 468 kilos, otro anovillado pero armonioso de hechuras, al que el segundo de los hermanos Adame ligó una larga cambiada con verónicas y media, para en seguida llevarlo al caballo con precisos y lucidos lances a una mano. Tras el puyazo, el astado acusó debilidad en las manos y la sosería de sus hermanos, frustrando los buenos deseos de Luis David.
El cuarto de la tarde se llamó Don Pepe, con 505 kilos, negro entrepelado y listón. Juan Pablo Sánchez vio contrariado cómo tras el pujal –puyazo fugaz en forma de ojal– el astado rodaba por la arena sin fuerzas ni transmisión, provocando las protestas del respetable.
Tabaco y Ron fue el quinto, con 498 kilos, alto y bien puesto, al que Borja Jiménez toreó con determinación a la verónica antes de que acudiera con fuerza al caballo del piquero.
Quitó por chicuelinas ajustadas más que templadas, y con la muleta ligó en un palmo cambiados y de pecho, topándose con otro burel agarrado al piso al que despachó de efectiva media, obteniendo cantinera oreja.
Cerró plaza Centauro, paliabierto, con 501 kilos, y segundo que saltó al callejón, sobre todo por la disminuida altura de las tablas tras eventos no taurinos, al que Luis David, con buena presencia y clase, toreó primero por ayudados por alto y luego por templados derechazos, mostrando evolución en su elegante tauromaquia.
Concluyó la desalmada tarde con las cuatro damitas de siempre así interpretando A mi manera, como todo lo que se le ha ocurrido al incorregible monopolio. ¡Sálgase quien pueda!