Monterrey sabe jugar de memoria los partidos en casa. Su historial ganador en la Liga Mx Femenil, donde ya ganó cuatro campeonatos, lo perfilan como uno de los rivales más duros de roer en cualquier fase del torneo. Puebla intentó ayer ser una excepción a la regla, pero pagó cara tal aventura con un marcador 5-1 que hizo más claras las diferencias entre ambos equipos en el estadio BBVA, también llamado Gigante de Acero.

Cuando se trata de imponer condiciones, las regiomontanas no tienen prisa. Son capaces de crear tormentas en el campo rival de un solo golpe. La derrota en la fecha pasada ante el Atlético de San Luis, tan sorprevisa como útil para que la entrenadora costarricense Amelia Valverde replanteara su estrategia, sirvió de eje al competir con las poblanas. No sólo porque no hubo más excesos en la circulación de la pelota, sino, sobre todo, por el alto nivel de contundencia de sus delanteras.

La española Lucía García es una referencia. Cuanto más difícil parece el camino hacia la portería, su experiencia conspira en favor de las más jóvenes, entre ellas la recién llegada Alice Soto. Conscientes del bajo nivel que han mostrado desde temporadas anteriores, las poblanas cerraron filas y provocaron que el esfuerzo de las Rayadas fuera todavía mayor, debido a la falta de espacios. Sólo la velocidad de la sudafricana Jermaine Seoposenwe y la paciencia que transmitió Rebeca Bernal desde el medio campo lograron abrir el camino a las locales.

Venicia Juárez puso el 1-0 por la visita, pero fue sólo la apariencia de una sorpresa que no prosperó. Con un triplete de la española García, otro tanto de Servín y uno más de Alejandra Calderón las del norte acomodaron las cosas en su lugar.

Triste realidad

En tres jornadas, el Puebla sólo marcó un gol y permitió ocho, déficit que puede definir la realidad actual de la institución.

Sin refuerzos de renombre y con una ajustada inversión, el cuadro que dirige el ex futbolista Carlos Adrián Morales, cuya experiencia en planteles femeniles es poca, sostuvo sus limitadas opciones a la posibilidad de un error de las regiomontanas. La única vía que tuvieron sus delanteras fue el contragolpe, recurso que de poco sirvió en el Gigante de Acero.

Para el Monterrey, la zona más alta de la clasificación se ha hecho costumbre. Bicampeonas y favoritas a llegar a una nueva final, lograron ayer su tercera victoria de la campaña. De no ser por el traspié que sufrió en su visita a San Luis, las albiazules mantendrían el mismo paso ganador e invicto como el líder América, Pachuca, Guadalajara, Bravas de Juárez y Tijuana, que se mantienen también en los primeros puestos con planteles sumamente reforzados.