Cultura
Ver día anteriorSábado 18 de enero de 2025Ediciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Disquero
El universo Mahler
Foto
▲ Portada de la biografía de Gustav Mahler escrita por Henry-Louis de Lagrange (imagen derecha), publicada por el sello editorial Akal.Foto Fundación Mahler
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de enero de 2025, p. a12

De manera coincidente con el centenario de Henry-Louis de Lagrange (26 de mayo de 1924-27 de enero de 2017), circula en México como novedad bibliográfica su obra cumbre: Mahler, la mejor biografía del compositor austriaco.

De hecho, se cumplen 40 años de la terminación de esa obra monumental de casi 4 mil páginas, publicada en francés en tres tomos y en inglés en cuatro tomos.

La buena noticia es que la editorial Akal pone en circulación, como parte de su serie Biografías, la versión en un solo tomo de 511 páginas.

Mahler, de Henry-Louis de Lagrange se consigue en la Librería de La Jornada. (Recomiendo visitar nuestra librería, garantizo alta calidad en los títulos a su disposición.)

Esta versión en un solo tomo se debe al trabajo titánico que realizó Joël Richard, con la supervisión del autor.

De Lagrange fue alumno de Nadia Boulanger, la maestra de Astor Piazzolla y Philip Glass entre otros gigantes de la música contemporánea.

Fue, entre otras ocupaciones, crítico de música de The New York Times y de los hebdomadarios franceses especializados La Revue Musicale y Harmonie.

La primera vez que escuchó la música de Mahler fue el 20 de diciembre de 1945, cuando Bruno Walter, amigo íntimo del compositor, estrenó en Nueva York la Novena Sinfonía.

Fue tal el impacto en Henry-Louis de Lagrange que en 1950 comenzó a investigar a profundidad la vida y la obra de Mahler.

En 1952 conoció a la viuda, Alma Mahler, y se convirtió en amigo íntimo de Anna, la hija de los Mahler. Dedicó sesenta años en completar las casi cuatro mil páginas de su biografía.

No existe a la fecha ningún estudio que se aproxime siquiera a la profundidad, verosimilitud y confianza que inspira la lectura de este gran texto, el referente por antonomasia respecto de uno de los autores que ha ganado mucha popularidad y de quien existen cada día nuevas publicaciones pero ninguna como la que hoy recomendamos en este espacio.

Este trabajo monumental permite al escucha completar los elementos informativos, técnicos y los contenidos artísticos de la obra de Mahler para un mayor disfrute, además de un acercamiento íntimo a la vida del autor, que en su caso tuvo repercusiones definitivas en su obra.

Por ejemplo, leemos en la página 12 del libro cómo el niño Mahler memorizaba cuentos y canciones de cuna, cantos y danzas populares procedentes de las dos culturas a las que perteneció en su origen, así como la historia de Das Klagende Lied (La canción del lamento), que contaba la niñera de Theodor Fischer, un vecino suyo. Más tarde, su primera obra importante se basaría en aquella historia.

Aquellas impresiones de juventud, en palabras de Richard Specht, su primer biógrafo, también estuvieron marcadas por los Böhmische Musikanten (grupos de músicos itinerantes), por las danzas populares escuchadas en bodas, por los toques y las canciones militares del cercano cuartel y por las bandas que actuaban en fiestas como en entierros.

En su época de estudiante, Mahler se dio a conocer por su carácter colérico, que aprendió de su padre. De hecho, un episodio de su infancia marcó muchos momentos de sus sinfonías: presenció cómo su padre golpeaba a su madre y al salir huyendo de la casa, se encontró en la calle con un ambiente de alegre música popular, cantos y danzas que aparecen de improviso en los momentos más dramáticos de sus obras.

En esa época también declaró su admiración por la música de Bruckner, que definía así: posee una alegría inalterable, juvenil, casi infantil. Es de naturaleza dichosa y confiada.

También nos enteramos por esta biografía de Henry-Louis de Lagrange que Mahler se convirtió al vegetarianismo, en una país donde se comía carne en abundancia, y se hizo socialista.

Por De Lagrange sabemos que desde entonces vivía una vida infeliz y desgraciada.

Era lector voraz de Kant, Schopenhauer, Schiller, Hölderlin, Goethe, Cervantes (Don Quijote fue un referente vital para él, siempre), Lawrence Sterne (la figura de Tristam Shandy también lo fue) y Dostoievsky, autor en cuyas obras Mahler espejeaba desventuras.

También, que Gustav Mahler era un gran atleta: excelente ciclista, gran escalador e impresionante nadador.

El nodo central de la biografía escrita por Henry-Louis de Lagrange es su relación con Alma Schindler, de la cual han corrido ríos de tinta con especulaciones, mientras aquí tenemos el testimonio en voz de la propia Alma y los documentos recopilados por el biógrafo.

Alma Schindler aparece en la página 205, es decir, ocupa más de la mitad del libro, el 7 de noviembre de 1901, durante una cena en casa de Berta Zuckerkandl, donde aparece también Gustav Klimt y Alexander von Zemlicky, profesor de composición de Alma Schindler, pues ella era ante todo una gran compositora.

Alma Schindler tenía 17 años cuando su madre se casó con Carl Moll, quien había sido amante de Anna Schindler, madre de Alma, ya en vida de su marido.

En 1897, Moll se convirtió en uno de los fundadores de un importante grupo de artistas que se levantaron en contra del academicismo vienés y la personalidad dominante de ese grupo era Gustav KIimt, llamado ya para entonces el príncipe de los pintores, quien, muy sensible a la belleza, no tardó en enamorarse locamente de Alma Schindler, pero el idilio fue cortado en seco por Anna Moll, quien leyó en secreto el diario íntimo de su hija.

El 23 de diciembre, Mahler se prometió a Alma, pero ella, leemos en la página 210, expresó así sus temores de lo que más tarde sucedió:

No puedes considerar en adelante que mi música es la tuya, ¿cómo te representas semejante pareja de compositores? ¿Te imaginas hasta qué punto una rivalidad tan extraña llegará a ser necesariamente ridícula y, con el paso del tiempo, degradante para los dos?

La respuesta de Mahler fue prohibirle volver a escribir música, renunciar a su carrera de compositora y dedicarse a él por entero. Los resultados fueron desastrosos para ambos.

Páginas más adelante, después de uno de los episodios de infidelidades, Alma lo convenció de que había vivido una vida de sicópata y él decidió ir a ver a Sigmund Freud, quien vacacionaba en Holanda, y dedicó al músico una caminata de cuatro horas donde confirmó el diagnóstico de neurosis obsesiva y Mahler reconoció haber descuidado y maltratado a su esposa y en adelante hizo hasta lo imposible para recuperarla, cuando ella ya estaba en otras relaciones, la más intensa de ella con Walter Gropius, fundador de la escuela de la Bauhaus.

Además de las intimidades, que tuvieron efecto directo en las obras de Mahler, asistimos en estas páginas a episodios muy importantes de la cultura mundial, como el último gran triunfo del compositor: el estreno de su monumental Octava Sinfonía, conocida como La Sinfonía de los Mil por los casi 300 músicos que reúne en escena.

Entre la larga lista de asistentes notables figuraron Arthur Schnitzler, Hoffmannstahl, Thomas Mann, Stefan Zweig, Richard Strauss.

En la página 396 vemos cómo al año siguiente, cuando Thomas Mann redactó La muerte en Venecia, mientras leía a diario el relato doloroso del retorno de Mahler a Europa, otorgaría a su protagonista Gustav von Aschenbach, tanto el nombre del compositor como muchos de sus rasgos físicos.

Asistimos también en estas páginas a otro de los aspectos que intervinieron en las composiciones de Mahler: su oficio como director de orquesta, uno de los mejores de la historia en competencia con grandes titanes que sí pasaron a la historia como tales, entre ellas Arturo Toscanini.

Mahler era antes que nada un hombre de teatro, y como titular de la Ópera de Viena, la más importante del mundo y de la historia, asombró a cantantes, músicos y público con su gran capacidad de verosimilitud y creación de ámbitos escénicos que influyeron en el progreso del género operístico.

Las páginas más importantes del libro Mahler, de Henry-Louis de Lagrange, son las que corren de la 417 a la 496, pues esos pasajes finales fungen a manera de revisitación de todo lo que leímos en las páginas anteriores, ahora ya concentrados al cien por ciento en la naturaleza musical de todas y cada una de las partituras de Gustav Mahler y es por eso que el libro de Henry-Louis de Lagrange es la obra capital en el tema Mahler.

De manera que ahora lo que procede es poner a sonar cualquiera de las sinfonías de Gustav Mahler y observaremos cómo la escucha es más rica, interesante, provechosa y sobre todo, disfrutable.

He aquí el universo Mahler.

X: @PabloEspinosaB

[email protected]