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Muestran la relación entre Topor, Eko y Vlady

El parisino comparte la forma de trabajar del grabador mexicano, parte de la escuela del artista ruso

 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de enero de 2025, p. 5

La exposición ToporVladyEko: Pánico, rebeldía y deseo en su tinta, organizada por el Centro Vlady (CV), pretende revisar la conexión de la obra del grabador, ilustrador y dibujante mexicano Héctor Estanislao de la Garza Batorski, mejor conocido como Eko, con el ruso mexicano Vladimir Kibalchich Rusakov Vlady (1920-2005) y el grabador e ilustrador francés Roland Topor.

A partir de esta muestra, el recinto perteneciente a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México comenzará una serie de presentaciones individuales de varios de los discípulos de Vlady, muchos de los cuales se incluyeron en Los ecos de Vlady, exhibición colectiva montada en el CV en 2023.

Uno de ellos fue Eko (1958), aunque prefiere utilizar el término de la escuela de la visión de Vlady, en vez de discípulo. Para Eko, el pintor fue dueño de una línea impecable que se dedicó a desdibujar en sus obras. La suya era una búsqueda muy especial. Transmitió literalmente el espíritu revolucionario que, además, en los años 60 y 70 constituyó una revolución brutal en la literatura, el cine y, por supuesto, en la gráfica.

Eko conoció a Vlady de niño al acompañar a su padre a las comidas que se hacían en la Pastelería Suiza, donde se reunía un grupo de exiliados y extranjeros, entre los que estaba el pintor. Vlady se dio cuenta de que sus dibujos le llamaban la atención al pequeño de unos 11 años. ¿Te gusta dibujar? Enséñame tus dibujos, le dijo el artista.

“Yo, muy afanoso, hice unos dibujos copiando al pato Donald. Se los mostré a Vlady, quien me dijo que eran una mierda. No me ofendí, al contrario, le puse mucha atención. Me aconsejó copiar a un maestro, uno que verdaderamente admirara. Me topé, pues, con Alberto Durero y su serie sobre el Apocalipsis; fue lo que copié.

Aprendí a dibujar mientras seguía la conversación con Vlady, que continuó durante muchos años. Fue mi maestro, después mi compañero, luego mi confidente. Pasamos muchas horas pintando, discutiendo y peleándonos con las técnicas de pintura de Rembrandt, hasta los últimos años de su vida.

Llegó un momento en que Vlady le dijo al niño: Tienes que hacer grabado. Eres muy bueno para los claroscuros, las líneas. El pintor le dio una placa que Eko trabajó y el mismo Vlady imprimió, volviéndose su primer impresor.

Transgresión del erotismo

Durante muchos años Eko tuvo la tira erótica Denisse en el periódico Unomásuno, único en su tipo en la historia del periodismo mexicano: “Vlady lo que más me enseñó fue el valor de la transgresión del erotismo. No es un erotismo genital, sino esta relación de poder que representa el sexo sobre dos o más cuerpos. No es erotismo, es poder. Eso me sacó de esta visión conservadora de lo que es el sexo, que más bien es el escenario del poder. Los cuerpos son una escenografía, es más shakespeariano.

Foto
▲ La exposición ToporVladyEko: Pánico, rebeldía y deseo en su tinta, estará abierta hasta el 28 de febrero en el Centro Vlady. En la imagen, Periodistas, serigrafía de Héctor Estanislao de la Garza Batorski, mejor conocido como Eko.Foto cortesía del recinto de la Univer-
sidad Autónoma de la Ciudad de México

Allí me topé con Roland Topor (1938-1997), quien utilizaba las revistas, los carteles y los periódicos como un medio de expresión. Son su plataforma para hacer obra. Me identifiqué mucho con él también al hacer mis carteles bien contestatarios para movimientos revolucionarios de Europa en ese momento. Me encontré con esta ironía amarga de Topor, más aparte la violencia transgresora de Vlady con los cuerpos, aunque su obra es muy sensual.

Fue por la forma de trabajar en los medios impresos que Fernando Gálvez de Aguinaga, director del CV, encontró la vinculación entre el parisino Topor y el regiomontano Eko. Resulta que cuando Topor entregaba sus dibujos a los periódicos y las revistas en que trabajaba, se los robaban. Acudió entonces con el editor Bramsen con el fin de tener un original múltiple, entregarlo, quedarse con el resto de la edición y no perder la imagen original, señala Gálvez de Aguinaga.

Las 36 obras de Topor, presentes en la exposición, provienen del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), fundado por Francisco Toledo. Además, se incluye la película animada de ciencia ficción El planeta salvaje, que contó con la participación de Topor y ganó el premio especial del jurado del Festival Internacional de Cannes en 1973. El director del CV recuerda que Toledo fue el primer artista mexicano en trabajar en el Atelier de Litografías Clot, Bramsen & Georges, en París, donde conoció personalmente a Topor. La colección de grabado que formó Toledo, y que se encuentra en el IAGO, agrega el especialista, se convirtió en un surtidor de posibilidades para los curadores del país porque siempre que se justifica bien el proyecto los responsables del instituto tienen la disposición de prestar obra.

Eko apunta que Vlady y Topor son dos maestros que literalmente me retuercen y me trastornan la cabeza. Mi trabajo a final de cuentas es una destilación de este par de monstruos.

La exposición ToporVladyEko: Pánico, rebeldía y deseo en su tinta, con curaduría de Gálvez de Aguinaga, Silvia Vázquez Solsona y Tonatiuh Gallardo, se exhibe hasta el 28 de febrero en el Centro Vlady (Goya 63, colonia Insurgentes Mixcoac).