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Propone Julián Herbert una crítica experimental y gozosa sobre la literatura mexicana contemporánea
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Overol tiene que ver con la talacha: tienes que analizar cómo funciona una novela o un cuento, refirió el escritor Julián Herbert en entrevista con La Jornada.Foto cortesía de Adriana Bernal
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de enero de 2025, p. 4

El escritor Julián Herbert (Acapulco, 1971) está interesado en una crítica experimental, en la que los ensayos jueguen con las herramientas del periodismo o de la narrativa o del análisis sociológico para complementar esa forma literaria. Así lo explicó el autor a propósito de su más reciente título, Overol: Apuntes sobre narrativa mexicana reciente (Random House).

El narrador y poeta sostuvo en entrevista con La Jornada que uno “de los puntales de la crítica contemporánea –y lo ha sido en distintas épocas– es que conforme la literatura se transforma, las herramientas y los discursos de la crítica tienen que moverse con ella. Esa es la gran imaginación” detrás de ese análisis.

Herbert rechazó que ya no haya crítica literaria y sostuvo que sigue existiendo; es vigente y muy significativa, pero tiene que moverse de lugar conforme la literatura se transforma, porque es una parte de ésta.

Añadió que el lenguaje es un territorio resbaladizo y difícil de transitar por su constante transformación. En el fondo de la crítica y de la narrativa, está el espíritu de la poesía. La poesía enfatiza esa labilidad (tendencia a la transformación) del discurso. Para mí, el gran gimnasio sigue siendo la poesía.

El promotor cultural mencionó que, en su caso, el ensayo se vincula con su trabajo de profesor y tallerista: “A mí me gusta la noción de poder pasar la oralidad al ámbito del ensayo, un territorio muy elástico.

“El reto final es que dentro de esa misma elasticidad no se debe perder la dirección, sino darle una forma y enfoque. Los libros de ensayo Suerte de principiante y Overol tienen que ver con conectar la escritura con formas orales; por ejemplo, con el sentimiento de la conversación. Para mí, la conversación es un tema que subyace en ambos.”

En sus textos incluidos en Overol intenta obviar el uso de demasiada terminología para que “la prosa no sea –como a veces pasa en la academia– justificar cada idea y responder lo que los maestros están esperando. Me gusta pensar que esta lectura no está puesta como entrenamiento intelectual, sino que puede haber un gozo de la escritura en prosa; es conversar con un grupo de lectores al que le interesa analizar la literatura que se está escribiendo y parte de esos lectores son escritores también”.

Julián Herbert refirió que Overol tiene que ver “con la talacha, con ponerse un traje encima porque sabes que vas a entrar a un mecanismo donde hay manchas; tienes que analizar, ver cómo funciona, por ejemplo, una novela o un cuento.

Me gusta la idea de algo que es impuro: una crítica literaria que se acerca menos desde el punto de vista de la autoridad y más de entender cómo funcionan los mecanismos narrativos, también desde un punto de vista orgánico, porque el libro tiene una carga vinculada a la poética cognitiva, es decir, al funcionamiento neurobiológico con el que narramos la realidad.

El autor reseñó que su nuevo título tiene la misma estructura que Caníbal: apuntes sobre poesía mexicana reciente. La primera parte, Contexto, habla sobre “el fenómeno presente de la literatura, la dinámica sociocultural, las relaciones entre distintos estilos, así como las tensiones entre ficción y no ficción.

“La segunda parte, ‘Lecturas’, habla de libros, como de una novela de Brenda Navarro o de Juan Pablo Villalobos; también hay una reseña de un libro de cuentos de Antonio Ortuño, otra de Guillermo Arriaga, y al final hay una breve sección que se llama ‘Relecturas’, donde escribo sobre tres autores muy interesantes para mi propia formación: Luis Zapata, José Agustín y Gustavo Sainz.”

Interés genuino por los autores

Más que hablar de libros conocidos o exitosos, continuó Herbert, su elección estriba en que le representan un “interés genuino como lector (…) hablo de algunos de los autores más representativos: Yuri Herrera, Cristina Rivera Garza, Fernanda Melchor, pero no hablo necesariamente de su título más conocido. También me interesa mucho leer a autores más jóvenes que han sido poco proyectados, como Marisol García Walls o Mikel Ruiz, para mí muy significativos pero poco conocidos”.

El cuentista reconoció en su texto una tensión entre “la sociología de la literatura y la poética cognitiva. La primera se refiere a la definición del mundo social, cómo lo internalizamos y cómo se abre a conectar con la realidad social. En el otro extremo están los procesos neurobiológicos y cómo la memoria nos permite construir historias y cuál es el efecto de la narrativa en la vida interior de los seres humanos.