Milei apoya la privatización de los equipos
Los empresarios pueden hacer de un club humilde una potencia, aseguran
Martes 14 de enero de 2025, p. a11
El futbol argentino se debate entre la pertenencia de los seguidores y el avance de las sociedades anónimas.
En el receso de verano del futbol argentino se juega mucho más que la pretemporada deportiva. Las negociaciones y la polémica por cambiar el manejo del futbol profesional están llegando a su punto más álgido. Desde los comienzos del siglo XX, los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro, lo que implica elegir un presidente cada cuatro años y un lineamiento en el que se supone que el bienestar de la organización se encuentra por encima del lucro de terceros.
La privatización de los clubes argentinos tiene un fan peculiar: el presidente Javier Milei, quien declaró a favor de ellas en varias oportunidades y en las últimas horas dijo que Estudiantes de la Plata puede convertirse en una SAD
(abreviación poco feliz que significa Sociedades Anónimas Deportivas).
Aunque el arribo de la iniciativa privada a Estudiantes fue desmentido por su presidente y ex jugador Juan Sebastián Verón, la alianza del club con el empresario estadunidense Foster Gillett despertó filosas suspicacias de muchos opositores a la fusión entre ambas partes, luego de que se anunciara una inversión inicial de 150 millones de dólares por parte de Gillett, quien ha tenido un cuestionado paso por el directorio del equipo británico Liverpool, cuando su padre era dueño de 50 por ciento del equipo.
Milei declaró sobre el manejo empresarial de Estudiantes durante la última semana en Radio Mitre: Será en beneficio de sus socios e hinchas. Afortunadamente el equipo tiene un presidente que no sólo ha sido un jugador de futbol excepcional y exquisito, sino que tiene una inteligencia importante
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Para los libertarios, la separación del club de los aficionados no es sólo un negocio, sino una batalla ideológica, en la que buscan anular un sentido de pertenencia del hincha, que ha generado en su historia una forma de socializar en todo el país.
Transformaciones traen preocupaciones
El presidente argentino fue rápidamente desmentido por el timonel de Estudiantes de la Plata: pueden decir y opinar lo que quieran, pero el equipo no va a ser una sociedad anónima. El futbol está atravesado por la política, que bien utilizada puede transformar vidas e instituciones. A eso apuntamos. Acá no va a desaparecer el club ni el futbol, hay que sacarse ese miedo. Las transformaciones traen preocupaciones, pero en este caso no hay que tenerlas
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Verón no es el único crack que ocupa un rol en el lobby empresarial para desestabilizar al sistema actual del futbol argentino, encarnado en la Asociación Argentina de Futbol (AFA), que tiene en la tercera estrella mundial con la selección su mejor logro.
Sergio Kun Agüero, otro ex jugador con experiencia en el equipo albiceleste, se reunió con legisladores del mileismo en la Casa Rosada para hacer lobby a favor de las SAD.
En defensa de esta nueva forma de estructurar el negocio del futbol, los empresarios son exhibidos como filántropos, capaces de transformar un club humilde en alguna de las grandes potencias europeas.
En esa línea, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, declaró que quería que el Independiente, club del que es seguidora, sea adquirido por el Chelsea de Inglaterra. Esa idealización de los clubes manejados como empresas no tiene antecedentes históricos positivos en la región, ni en Chile, ni en Brasil. El gerenciamiento de Racing Club de Avellaneda entre 2000 y 2008 tampoco dio buenos resultados.
Entre las principales objeciones a las Sociedades Anónimas Deportivas se encuentra la noción de que los gerenciamientos van a despreciar la parte social de los clubes y la práctica de todos aquellos deportes que no dan el mismo rédito que el futbol, es decir, todos los otros.
De acuerdo con lo dicho por Andrés Ducatenzeiler, ex dirigente deportivo de futbol argentino, en su canal ElDuka, el componente absoluto de los equipos es una parte lúdica, con el club como elemento de contención para hacer un lugar educativo y de incorporación social
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En verdad, los clubes ya son privados, lo que asusta de las sociedades anónimas es la pérdida de control de los seguidores sobre el equipo, y la anulación de los deportes que no sean el futbol y cualquier actividad que no arroje ganancias.
Otras preocupaciones incluyen el manejo de las divisiones inferiores en función de exportar jugadores, perjudicando a su club de origen y el manejo irrestricto de fondos que facilite el lavado de dinero.
En el caso de Estudiantes y Foster Gillet, el vínculo sería a 30 años, lo que hace cuestionar la utilidad de las elecciones, ya que el empresariado continuaría manejando el club más allá de sus dirigentes.