Sábado 11 de enero de 2025, p. a12
En literatura, artes escénicas, composición musical y dirección de orquesta, cada día más mujeres protagonizan la vida cultural del mundo, luego de décadas de lucha para abrir el camino al talento que siempre ha estado ahí.
El caso de la directora de orquesta lituana Mirga Grazinyte-Tyla (Vilna, 1986) es un buen ejemplo.
Nacida en una familia de músicos, Mirga ha desarrollado una carrera musical caracterizada por la excelencia, originalidad en su estilo para dirigir como para la formación de un repertorio donde destacan obras de compositores que de otra manera seguirían en el menosprecio.
Luego de brillantes apariciones como directora de coros y orquestas, Mirga fue nombrada como asistente de Gustavo Dudamel para la temporada 2012-2013 de la Filarmónica de Los Ángeles, de la que es director titular el músico venezolano.
Debido a su gran rendimiento artístico, al terminar el contrato fue designada como directora ayudante y en 2017 directora asociada con su mentor, Gustavo Dudamel.
Dos años más tarde recibió el nombramiento como la primera mujer directora titular de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, en sustitución de Sir Simon Rattle y continuadora del trabajo de grandes luminarias que estuvieron antes al frente de esa orquesta, entre ellos el finlandés Sakari Oramo y el letón Andris Nelsons .
Ese mismo año, 2019, Mirga Grazinyte-Tyla estableció la diferencia con una grabación insólita: Weinberg: Symphonies 2 & 21, ella al frente de la Sinfónica de Birmingham en cooperación con la Kremerata Baltica y su director, Gidon Kremer en la parte solista. Fue así como Mirga inició el rescate de la obra de uno de los grandes genios de la música soviética: Miczslaw Weinberg, nacido en Polonia en una familia de artistas itinerantes.
Desde entonces, Weinberg es considerado uno de los más grandes secretos de la música rusa del siglo XX. Su estilo es romántico pero de amplia paleta tonal, con vibrante colorido instrumental, lo cual es su mayor atractivo.
Su obra comenzó a ser difundida hasta después de su muerte, cuando día con día más y más intérpretes quedaron prendados con su obra.
La fuerte influencia de Shostakovich, patente en la mayoría de sus trabajos, le atrajo aún más intérpretes y oyentes.
Weinberg se formó en su natal Varsovia. A los 10 años de edad ofreció su primer concierto de piano y a los 12 ya destacaba como uno de los alumnos más brillantes del Conservatorio de Varsovia.
Al estallar la guerra en 1939, viajó a Minsk, donde estudió con Vasily Zolotaryov en el Conservatorio de esa ciudad. En 1943 envió el manuscrito de su Primera Sinfonía a Shostakovich, quien impactado por la calidad del contenido se las arregló para lograr que Weinberg viajara a Moscú bajo invitación oficial y así fue como comenzó su prolífica carrera como compositor soviético.
Transcurrió su vida artística sin problemas mayores, hasta que Stalin intentó asesinarlo debido a su éxito, como ya lo intentaba con Shostakovich. A ambos los odiaba porque ellos dos eran amados por el público debido a su talento, mientras él era solamente temido por sus abusos de poder.
A pesar de estar también bajo asedio, Shostakovich intercedió por la vida de su amigo y colega. El desenlace estaba cerca cuando el sátrapa murió, envenenado por su odio, y Weinberg pudo continuar escribiendo.
El número de celebridades que interpretaban sus partituras en público creció. En la lista figuraron Emil Giles, gigante del piano y los grandes directores de orquesta Kurt Sanderling y Kiril Kondrashin, éste último estrenó la Quinta Sinfonía de Weinberg y también la Sexta, escrita para coros de niños y orquesta y la convirtió en la obra más conocida de Weinberg.
El catálogo de obras escritas por este autor es impresionante: más de 156 partituras, incluidas diez óperas, tres ballets, 25 sinfonías, 175 cuartetos de cuerdas, muchas obras corales y música para más de sesenta películas.
Weinberg consideraba a su ópera Passazhirka (La pasajera) la más significativa de sus composiciones.
Además de la influencia de Shostakovich, también se aprecia en su trabajo el estilo de Gustav Mahler, Mikolai Miaskovski y Bela Bartok, además de citas de música campesina moldava y armenia.
El primer disco que Mirga Grazinyte-Tyla dedicó a la obra de Weinberg y que aquí recomendamos, es de una belleza peculiar. En el primer movimiento de la Sinfonía Número 2, Gidon Kremer ejecuta como solista al violín largos segmentos. El tercer movimiento muestra la síntesis exacta de la influencia mancomunada de Mahler y Shostakovich.
El último movimiento es uno de los pasajes más hermosos que se han grabado en la historia: Mirga dirige a la orquesta y al mismo tiempo canta sin palabras mientras todo se vuelve poesía, ensueño, delicadeza.
Mirga cantando y dirigiendo este pasaje recuerda la grabación disponible en YouTube donde ella dirige el Aire de la suite no. 3 de Johann Sebastian Bach y por largos momentos ella baja las manos, cierra los ojos y deja que la música fluya. Dirige con las cejas, con la frente, con leves movimientos pendulares hasta que vuelve a levantar las manos como palomas al vuelo y todo es belleza y armonía.
También es algo sin precedente que una directora de orquesta cumpla esas funciones, las de dirigir a la orquesta y al mismo tiempo cante. Y lo haga con la precisión de un ángel.
Mirga dedicó un segundo disco a obras de Weinberg, con sus Sinfonías 3 y 7.
Hay en su discografía otros tesoros, como el que grabó también en 2019: Works bay Raminta Serksnyte, con la Lithuanian National Symphonie Orchestra, y la Kremerata Baltica, además de la participación de otra gran directora de orquesta lituana: Giedre Slekyte.
La compositora Raminta Serksnyte nació en Kaunas, Lituania, en 1975 y es autora de música de gran belleza. Su obra más celebrada se titula De Profundis y es la que abre este disco, que también recomendamos, dirigida por Mirga, mientas su paisana Giedre se encarga de dirigir Songs of Sunset and Down, de 2007, Cantata-Oratorio escrita por Raminta Serksnyte para cuarteto de voces solistas y orquesta, a partir de textos de Rabingranath Tagore.
Otro de los álbumes de Mirga Grazinyte-Tyla que aquí recomendamos, se titula The British Project porque reúne obras de compositores británicos: Elgar, Britten, Walton y Vaughan Williams.
Todas las obras en este disco suenan en todo su esplendor pero la de Ralph Vaughan Williams (1872-1958) es como si hubiese sido escrita para ser dirigida por Mirga, por su esplendor poético, su delicadeza, su potencia de lo sutil.
Se trata de la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis, escrita bajo un esquema muy sofisticado, formado por tres orquestas de cuerdas, la primera situada en el centro, una orquesta de cuerdas completa; la segunda está formada por un atril de cada sección de cuerdas, y la tercera orquesta la integra solamente un cuarteto de cuerdas; el resultado es de una intensidad prodigiosa.
Escuchar esta obra dirigida por Mirga Grazinyte-Tyla al frente de la Sinfónica de la Ciudad de Birmingham es equivalente a escuchar a una orquesta cantar sin que ninguno de sus integrantes emita sonido vocal alguno.
Es el canto que nace desde el fondo del alma, desde los confines del espíritu, desde los pliegues de las alas de un arcángel, desde el fondo mismo del misterio.
Del misterio de la música. Porque la música es un misterio.