Panamá. El año pasado, más de 300 mil migrantes atravesaron la peligrosa selva del Darién, que separa Panamá de Colombia, con miras a llegar a Estados Unidos, lo que significa una reducción de casi la mitad de cruces respecto al récord de 2023, informaron ayer autoridades migratorias del país canalero.

Este descenso se registra a menos de tres semanas de que Donald Trump asuma otra vez la presidencia de Estados Unidos; ha amenazado con deportaciones masivas.

En parte, la baja se atribuye a las medidas más estrictas que estableció el presidente José Raúl Mulino, quien asumió el cargo el pasado primero de julio, incluido el cierre de algunos tramos del Darién con alambres de púas, hasta vuelos de repatriación y multas para quienes crucen sin documentos.

El año pasado, 302 mil 203 migrantes atravesaron esa selva, 42 por ciento menos respecto a los 520 mil 85 de 2023, según cifras del Servicio Nacional de Migración compartidas con Reuters; 69 por ciento eran venezolanos.

En los últimos años, Panamá se ha convertido en una importante ruta de paso para miles que buscan llegar a Estados Unidos, situación que ha sido impulsada, en parte, por un fuerte aumento de venezolanos que huyen del prolongado colapso económico y social de la otrora próspera nación petrolera.

Esas rutas del Darién fueron controladas porque había varias, y hoy se trabaja día a día para que la migración irregular no llegue aquí a la ciudad (de Panamá) o al resto del país, dijo Mulino en un discurso ante la Asamblea Nacional.

La selva panameña se ha convertido en un corredor para los migrantes que tratan de llegar a territorio estadunidense desde Sudamérica. En su mayoría son venezolanos, aunque también hay colombianos, ecuatorianos, chinos y haitianos, entre otros.

En esa travesía, enfrentan peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales que les roban, violan y matan, según organismos internacionales.

A los 209 mil venezolanos que cruzaron el Darién en 2024 se les permitió seguir su travesía hacia el norte debido a que Panamá y Caracas mantienen suspendidos los vuelos directos.

A pesar del menor paso de indocumentados, analistas creen que es poco probable que las medidas de Mulino tengan éxito en el mediano plazo, porque no combaten las causas fundamentales de la migración y, por el contrario, podrían hacer que los viajes sean aún más peligrosos.

El pasado 19 de diciembre, el presidente afirmó que en 2024 al menos 55 migrantes murieron y 180 niños quedaron abandonados mientras cruzaban el Darién. Las autoridades panameñas sospechan que las cifras de decesos pueden ser mayores, ya que muchos cadáveres no se pueden recuperar por lo inaccesible del terreno o porque son devorados por animales.