Entre hoy 2 y el 5 de enero acuden al Palacio Postal unos 3 mil niños y niñas al día, que van a dejar sus cartas a los Reyes Magos o las escriben allí, informó Violeta Abreu González, directora general del Servicio Postal Mexicano (Sepomex), quien expuso que para estas fechas en Correos de México nos preparamos todo el año.

Abreu González precisó a La Jornada que el Palacio Postal tiene una hermosa tradición, pues cada año en la época navideña y de Reyes se transforma en el Palacio de los Deseos. En esta temporada arrancó el pasado 17 de diciembre y se extenderá hasta el próximo domingo de 10 de mañana a las 17 horas.

En ese inmueble es dónde sucede la magia, y en los estados en algunas oficinas postales también, porque las niñas y niños van a escribir sus cartas a los Reyes Magos. Se hacen talleres para que sepan qué información debe tener el remitente para que puedan contestarles los Reyes Magos y, antes de la Navidad, a Santaclós.

La directora señaló que en dichos talleres los infantes aprenderán a escribir su correspondencia de manera creativa, divertida y con la posibilidad de recibir respuestas de sus personajes favoritos, lo que genera una experiencia inolvidable.

Detalló que las y los niños podrán dirigir sus cartas a los Reyes Magos, enviando sus deseos a la calle Estrella de Belén, número 6, colonia Sorpresa, código postal 00542, Alcaldía de los Deseos, Ciudad Oriente. Las misivas pueden ser enviadas desde el Palacio de los Deseos, ubicado en la colonia centro de la Ciudad de México y también desde cualquier oficina de Correos del país.

Además, aquellos que visiten el Palacio de los Deseos tendrán la oportunidad de conocer a los Reyes Magos en persona, lo que sin duda será un momento memorable para todos.

Abreu González destacó la valía de escribir cartas y señaló que es una actividad mucho más personal que enviar un correo electrónico, Whatsapps o cualquier tipo de mensaje instantáneo.

Hay que fomentar y revitalizar esas tradiciones. Las emociones que se generan son distintas. Guardar una carta por años es una experiencia diferente, más cuando un ser querido ya no está, porque falleció o está lejos. Volver a tomar esa carta, reconocer la letra, es sumamente emotivo.