Buenos Aires., Al finalizar 2024, el presidente Javier Milei, quien el pasado día 10 cumplió un año de gobierno con resultados que han llevado al país a una situación extremadamente grave, comenzó su último discurso con la frase Hola, yo soy el León desafiando a lo que llama la casta que abarca a la oposición, y, entre otras consideraciones, sostuvo que aplicará hasta lo más profundo la motosierra en 2025 y achicará el Estado, al profundizar el ajuste y avanzará en medidas que no pudo concretar hasta ahora.

Cada vez hay mayores indicios de una devaluación; incluso el Fondo Monetario Internacional no ha tomado las decisiones anuales y se están extendiendo las negociaciones con el gobierno argentino.

El vocero presidencial Manuel Adorni sostuvo esta semana que el salario real promedio de la economía hoy está en los mil 100 dólares y no en los 300 que nos habían dejado en diciembre de 2023.

Consideró que un salario común suma un millón de pesos (mil dólares), pero la canasta básica también suma esa cifra, por lo cual nadie puede vivir con los precios de los alimentos que son los más caros de toda la región.

Ante la pregunta de fijar el salario mínimo en 279 mil 718 pesos (poco más de 280 dólares), Adorni sostuvo: conceptualmente el salario mínimo es un error porque hay personas dispuestas a trabajar por menos, lo que encendió la protesta de la oposición y de los movimientos sociales.

Analistas de la Red Política Nacional consideraron que, en un año, Milei se movió dentro de los márgenes esperados desde lo discursivo lo cual no sorprendió, y que el presidente se autopercibe como Moisés.

En su discurso del pasado día 10, el gobernante prometió tiempos felices en Argentina, y aseveró que el país finalmente está saliendo del desierto, apuntando contra los que dudaban de su mandato: No nos vamos a ir a ningún lado, retó al asegurar que puede seguir con decretos y vetos de resoluciones del Congreso.

Lo insólito es que la gestión de la ultraderechista La Libertad Avanza (LLA) sólo tiene 39 de 257 diputados (15 por ciento del total) y seis de 72 senadores (8 por ciento); sin embargo, logró que se aprobara, entre otras, la Ley de Bases, que le dio todas las facultades al Ejecutivo. En tanto, el decreto de necesidad y urgencia, promulgado hace un año y que ampara la virtual entrega del país, fue rechazado por el Senado por lo cual, a pesar de las, entre otras, gravísimas violaciones de la Constitución, sigue manteniéndose en una zona gris. Milei continúa privatizando empresas.

Abogados y opositores denuncian que el gobierno acudió a la compra de votos de diputados y gobernadores, que traicionaron la voluntad popular de quienes los eligieron en las urnas.

Milei llegó a la Casa Rosada por el apoyo de lo que fue Juntos por el Cambio: la alianza de la derechista Propuesta Republicana, del ex presidente Mauricio Macri; la Unión Cívica Radical, que dejó atrás los principios de ese partido centenario, y la Coalición Cívica, dirigida por Elisa Carrió, pero ahora, con el apoyo de la ultraderecha internacional, parece creer que ya no necesita más a sus asociados.

Hay fuertes enfrentamientos con Macri, pero también internos, que siguen sin solucionarse, como el caso de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien sigue confrontada con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Milei vetó también la Ley de Financiamiento Universitario, llevando la situación de la educación superior pública a sus límites, porque las casas de estudios no pueden continuar abiertas con un gobierno que las paraliza. Esto se aplica también en la salud pública, y afecta a toda la población del país.

La política más grave

Una de las consecuencias más graves es el veto a la reforma previsional. El manejo de la obra social para la tercera edad, por conducto del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, dejó a éstos sin recibir los medicamentos gratuitos, mientras sus pensiones han sido congeladas, si a caso con un bono de 267 mil pesos que en poco modifica la situación.

A lo largo de un año de Milei, se registra la cifra más alta de funcionarios despedidos u obligados a renunciar: más de 150.

En distintas entrevistas, el mandatario ultraderechista ha ratificado su profundo odio al Estado.

Yo disfruto achicarlo. Me genera un placer enorme, sostuvo recientemente. En declaraciones a The Free Press, de Estados Unidos, en junio pasado, Milei dijo que amaba ser el topo dentro del Estado, yo soy el que lo destruye desde adentro. Es como estar infiltrado en las filas enemigas. A otros medios señaló que considera que el Estado es el enemigo, el máximo agresor, y, por lo tanto, todo tipo de intervención estatal es violenta.

El presidente, que niega la existencia y estragos del cambio climático, además de que se empeña en negar los crímenes perpetrados por la pasada dictadura militar, anuncia el cierre de la Secretaría de Derechos Humanos además de abandonar las políticas de género, lo que le ha granjeado la oposición de los movimientos feministas que reclaman en las calles el cierre de todos los programas y organismos dedicados a la defensa de la mujer.

Es muy larga la enumeración de lo que ha perdido el país en sólo 12 meses. El gobierno oficializó la prórroga del presupuesto 2024, luego de que no lograron definir en negociaciones que el proyecto para 2025 pase por el Congreso sin sufrir modificaciones. Esto le permite a Milei hacer uso de los fondos. La situación económica se agravará, prevén economistas, y de última hora, el Banco Central perdió 600 millones de dólares en reservas. Un oscuro fin de año.