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La violencia en Sinaloa afecta a jornaleros agrícolas
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de diciembre de 2024, p. 6

La violencia que azota a Sinaloa ha trastocado también la vida de los jornaleros agrícolas, no sólo de quienes habitan en la entidad, sino también de los que llegan desde Guerrero y Oaxaca. Ellos se han visto obligados a viajar en caravanas, modificar sus rutas carreteras y permanecer en las precarias cuarterías de los campos sin salir más allá de los surcos.

Entre octubre y noviembre, por lo menos tres caravanas salieron desde la Montaña de Guerrero hacia Culiacán, la primera conformada por cinco autobuses contra quienes quisieron atentar grupos del crimen organizado, denunció Paulino Rodríguez, encargado del acompañamiento a jornaleros agrícolas migrantes del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan y quien supervisa estas caravanas.

Agrega que por eso las demás tuvieron que modificar sus horarios de salida para llegar durante el día y así disminuir los riesgos, porque tampoco las empleadoras tienen garantías para la seguridad de quienes se dedican a la siembra de berenjena, tomate, calabacita y chile.

Trajín de medio año

Sinaloa es una de las principales entidades receptoras de jornaleros, pues se estima que en cada temporada de cosecha se emplean más de 421 mil bajo condiciones salariales y laborales precarias, de acuerdo con datos oficiales.

La mayoría viajan con su familia, cargan enseres domésticos, petates para pernoctar y parrillas para cocinar; pasan de campo en campo, se contratan por temporadas en una zona y después van a otra; se estima que regresen en mayo a sus comunidades.

Llevan a sus hijos, quienes además de ver truncada su educación corren el riesgo de fallecer por alguna enfermedad respiratoria e incluso desnutrición, como ocurrió en los primeros meses de 2023, cuando murieron siete infantes por alguna de esas causas.

Las personas, principalmente indígenas de comunidades como Tres Caminos, Chiepetepec y Ayotzinapa, son trasladadas a este estado clave para laborar de dos formas. Una, la empresa contratante envía camiones a las entidades del sur para que los mayordomos recluten a quienes trabajarán durante los próximos seis meses en el corte de hortalizas, explica Celso Ortiz, académico de la Universidad Autónoma Indígena de México, de Los Mochis.

También hay otros que se van por su cuenta. En el caso de Guerrero, abordan autobuses sobre la Unidad de Servicios Internos o de la Casa del Jornalero, en Tlapa, donde la compañía transportista los echan de a montón para vender más boletos. En cada uno van 45 personas, entre ellas niños en los brazos de mamá o papá que deben aguantar un trayecto de 34 horas para llegar a Culiacán, secunda Rodríguez.

Rubén, nombre ficticio para proteger su identidad, es uno de los jornaleros que en noviembre pasado partió a uno de los campos agrícolas en Culiacán, donde labora 12 horas diarias en el corte de verduras chinas, que incluyen una variedad de 30 vegetales como el cebollín, Shangái y achoy hoja, que son exportados al país asiático y a Estados Unidos.

Comenta que a raíz de la violencia lo que más le ha afectado es no salir del campo agrícola a la ciudad a comprar alimentos para su familia o incluso recibir atención médica en caso de emergencia debido a que después de las 7 de la noche tienen prohibido hacerlo por seguridad.

Esta es una de las medidas, si acaso la única, aplicada por la empresa para la que trabaja, por lo que deben permanecer encerrados en las cuarterías que les rentan durante la cosecha y donde por lo general viven hacinados, con falta de higiene y de agua potable.

Nosotros vivimos en un cuarto y tenemos horario para cerrar la puerta. Antes, la entrada y la salida eran libres pero ya no, según que para que a la gente no le pasa nada.

Rubén señala que pasará cinco meses entre los surcos, en los cuales prácticamente trabaja todo el día y la tarde con una paga de entre 12 y 18 pesos por caja de vegetales llenada, aunque dice que logra hacer entre 15 y 25 al día.

Debido a esta situación, Celso Ortiz afirma que para ayudar a los jornaleros agrícolas muchas personas solidarias han realizado colectas de víveres para llevarles alguna despensa, ya que quienes trabajan en el campo son invisibilizados.

Agrega que aunque todavía no llegan la mayoría de los jornaleros agrícolas, estima que muchos dejarán de ir a los campos sinaloenses y optarán por otros estados. Esta situación, dice, podría ocasionar la falta de mano de obra, y si bien aún no se calcula el impacto económico, porque apenas empieza la temporada de corte, sí es una situación preocupante.