Lunes 30 de diciembre de 2024, p. 22
Tiflis. El ex futbolista Mijeil Kavelashvili, de extrema derecha y apoyado por el partido en el gobierno Sueño Georgiano, asumió ayer como presidente de Georgia, mientras se agrava aún más la crisis política en este país luego de varias semanas de manifestaciones proeuropeas multitudinarias.
Este país del Cáucaso se encuentra en jaque desde las elecciones legislativas del 26 de octubre, ganadas por el partido Sueño Georgiano pero denunciadas como fraudulentas por la oposición pro occidental, que exige la realización de nuevos comicios.
Los partidarios de una rápida adhesión de esta ex república soviética a la Unión Europea han organizado durante dos meses manifestaciones diarias para protestar contra el Ejecutivo, después de que éste decidió posponer los esfuerzos de integración europea hasta 2028.
Mijeil Kavelashvili, conocido por sus posturas ultraconservadoras y antioccidentales, tomó posesión en una ceremonia a puerta cerrada en el Parlamento, tras haber sido designado mandatario el 14 de diciembre por un colegio electoral controlado por Sueño Georgiano.
Nuestra historia muestra claramente que, después de innumerables luchas para defender nuestra patria y nuestras tradiciones, la paz siempre ha sido uno de los principales objetivos del pueblo georgiano
, declaró Kavelashvili en un discurso. Su bando político se presenta como un baluarte frente a Occidente, al que acusan de querer arrastrar a Tiflis a la guerra entre Ucrania y Rusia.
El recién investido jefe de Estado llamó al respeto de nuestras tradiciones, valores, identidad nacional, el carácter sagrado de la familia y de la fe
.
Mantiene gobernante saliente su rechazo
Minutos antes, la gobernante saliente, Salomé Zurabishvili, quien había asegurado que no dejaría el palacio presidencial pese al resultado electoral, anunció que finalmente sí lo haría, aunque recalcó que continúa siendo la presidenta legítima
del país y que seguiría luchando.
Dejaré el palacio presidencial para estar a su lado, llevando conmigo la legitimidad, la bandera y su confianza
, dijo ante una multitud de manifestantes.
Aunque sus prerrogativas fueran limitadas, la presidenta saliente constituyó un importante apoyo a los manifestantes y utilizó su influencia, sobre todo a escala internacional, para redoblar la presión sobre Sueño Georgiano e intentar lograr unos nuevos comicios legislativos, a lo que el gobierno se niega.
Sueño Georgiano asegura que no hubo fraude electoral y acusa a la oposición de intentar provocar una revolución, supuestamente financiada desde el extranjero.
Sacan la tarjeta roja al nuevo Ejecutivo
Tras la investidura, miles de manifestantes marcharon desde la sede de la Presidencia hasta el Parlamento, algunos con tarjetas rojas, en referencia a la trayectoria futbolística del nuevo mandatario.
La mayor parte se dispersaron sin sobresaltos, algunos prometiendo volver a protestar por la noche.