La incertidumbre a perder el trabajo, la informalidad y la precariedad son tres problemas estructurales del sistema laboral en México, debido, en parte, a que no se cumplen las leyes laborales que existen en el país, aseveró la académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM Fiorella Mancini.

Desde su perspectiva, una jornada de 40 horas semanales, reforma que quedó pendiente en la Cámara de Diputados, permitiría que las personas fueran más productivas y dediquen más tiempo a su familia y otras actividades pues, a nivel mundial, nuestro país es uno de los que presentan periodos laborales más prolongados.

La investigadora mencionó que entre los trabajadores de todas las esferas y edades, desde jóvenes hasta personas adultas mayores, experimentan este temor a perder su fuente de ingresos, aunque los menores de 35 años son quienes más terminan sin empleo, ya que su estilo de vida no gira en torno al trabajo, además de que tienen accesibilidad a cambiar de un sitio a otro.

Quedarse sin empleo

Además, dijo Mancini, los jóvenes buscan empleos de manera remota o sin contratos fijos, y esto último ocasiona que sean más propensos a quedarse sin empleo, mientras los trabajadores más grandes se enfocan más en conservarlo, generar antigüedad, garantizar un salario estable y una jubilación o pensión en el futuro próximo.

Señaló que la inestabilidad laboral es un tema que lastima, aunque no haya ocurrido, pues se mantiene en la incertidumbre e impacta más a quienes comienzan a establecerse y aprovechan un salario y horarios fijos.

También, comentó que entre los factores que disminuyen la incertidumbre laboral es el aumento del salario mínimo, así como tener cambios en la estructura productiva.

Afirmó que ésta es una de las naciones en que más tiempo se trabaja, con jornadas de 48 horas semanales, pues en 2023 los mexicanos laboraron un promedio de 2 mil 207 horas al año, una de las cifras más altas del orbe.