Durante una década ha intentado llegar a EU
Nostalgia y esperanzas en campamento de Vallejo
Jueves 26 de diciembre de 2024, p. 11
Andrés Castro, hondureño, lleva casi 10 años intentando llegar a Estados Unidos. El anhelo de que su familia tenga una vida mejor no lo ha trastocado ni el accidente en el tren La Bestia, que le cercenó la pierna derecha y le causó lesiones en la izquierda, en el poblado de Bojay, Hidalgo, en 2016.
Las tres deportaciones que ha vivido tampoco lo han arredrado, y ahora pasó su primera Navidad en el campamento de migrantes de la colonia Vallejo, alcaldía Gustavo A. Madero, donde venezolanos, colombianos y hondureños se animaron para festejar un poco
.
Desde temprano, en el asentamiento irregular el ambiente se tornó entre festivo y melancólico, pues niños y adultos se dejaron consentir por grupos religiosos y ciudadanos solidarios que les donaron ropa y comida, aunque sin lograr vencer la tristeza de estar lejos de sus seres queridos.
En entrevista, a orillas de las vías del tren que cruza por esta colonia, Andrés compartió lo duras
que son estas fechas por no estar con los suyos. Son días en los que uno quisiera tener cerca a los que quiere; me gustaría poder abrazar a mis hermanas, decirles que las quiero mucho y las extraño
, expresó.
Sin embargo, señaló, estos sacrificios se tienen que hacer cuando se desea algo, y su meta es entrar a Estados Unidos a través del sistema CBP One para solicitar asilo en ese país y trabajar con el fin de darle a mi hija lo que se merece, porque en verdad he luchado tanto para darle su casita y no lo he podido conseguir
.
Expuso que estos casi 10 años buscando llegar a Estados Unidos han sido difíciles. Denunció que luego del accidente en Bojay, donde resbaló al intentar subir a La Bestia, estuvo hospitalizado por más de un mes en Hidalgo, hasta que agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) fueron por él.
Me dijeron que me iban a sacar de ahí para trasladarme al hospital general de Pachuca, pero todo fue mentira. Me regresaron a Honduras cuando apenas me podía sentar; no podía tener colgado el pie izquierdo y me dolía exageradamente la parte derecha. Era un dolor terrible
, recordó.
Sin embargo, en 2021 volvió a México. Primero me quedé en Tapachula, Chiapas, porque quería arreglar mis papeles, incluso expuse mi accidente ante las autoridades, pero tras un año de espera, me negaron la estancia
.
Andrés avanzó hacia Hidalgo, por donde pasa La Bestia, para volver a enfrentarla. Me subí para ir a Irapuato y ahí me cambié al otro tren que va para Torreón, Coahuila, pero llegando me agarraron y me echaron de nuevo para Honduras
. También fue deportado en 2023, cuando fue detenido por el INM en Piedras Negras.
El pasado 24 de diciembre, el campamento, donde los migrantes habitan en pequeños cuartos de madera llamados ranchitos, fue alegrado por las donaciones de ciudadanos solidarios.
Rosa Montalvo y un equipo de corredores cooperaron para repartir cajitas felices
que vende una cadena estadunidense de hamburguesas y que incluye un juguete. Los niños y niñas del asentamiento degustaron la comida y pronto empezaron a jugar. En tanto, otro grupo religioso repartió chamarras, rosca de Reyes y chocolate.
Estas ayudas nos alegran porque los niños se ponen felices y nos animan a sentirnos menos solos”, dijo Daisy, venezolana.
La mujer, madre de tres hijos, externó que esta es su primera Navidad en México, pero ya ha estado lejos de su familia porque emigró de Venezuela hace tres años. He recorrido Perú y Colombia, y ha sido diferente la celebración
.
Para aminorar la tristeza, los habitantes del campamento también prepararon, con sus pocos recursos, algunas de sus comidas favoritas para la Nochebuena: hallaca (platillo venezolano), cochito (receta hondureña) y una asada colombiana, mientras en algunos de los ranchitos se puso el toque musical con cumbias colombianas y las clásicas de la temporada como El año viejo, de Tony Camargo.