Opinión
Ver día anteriorJueves 26 de diciembre de 2024Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Trump: el sinsentido de la agresividad
A

pesar de que el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, señaló en campaña que pondría fin a la guerra en Ucrania –la más visible, junto con el genocidio que con apoyo estadunidense sigue practicando Israel en Gaza, y otros pueblos fronterizos entre 56 conflictos bélicos en curso–, lo cierto es que su regreso al ámbito internacional con una política estridente, agresiva y amenazante altera las posibilidades para la paz, complejiza aún más un medio ambiente militarizado con su unilateralismo agresivo de potencia en franca decadencia hegemónica.

Trump y su equipo de ultramillonarios que buscan asentar sus intereses donde se encuentra la mayor parte de los recursos naturales y minerales (los bienes de la tierra) que van quedando en el planeta por medio de una voracidad extrema a espaldas de las tendencias en las relaciones internacionales hacia la multipolarización del poder, que requiere de la capacidad negociadora de las naciones y no, como lo ha propuesto Samuel Huntington en El choque de civilizaciones (Simon & Schuster, 1996).

Sin ningún respeto a sus vecinos y socios comerciales, acusa a Canadá y México de estarlos subsidiando para justificar la imposición de aranceles y tener un terreno nivelado y justo, cuando son tratados de libre comercio entre desiguales a la usanza imperial británica, otorgando ventajas económicas para mantener el control a costa de la soberanía territorial, energética y política de las colonias y ex colonias.

Humillando al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, al sugerir que EU podría absorber a su vecino del norte y convertirlo en el estado número 51, con Trudeau de su gobernador (sic) advirtió a sus dos vecinos que impondrá aranceles de 25 por ciento, o más, junto con la amenaza de las deportaciones masivas de latinos, vinculando su situación de indocumentados, con la de delincuentes, incluso declarando estado de emergencia nacional para utilizar la guardia nacional y el ejército apenas asuma el cargo, quebrantando las normas y cuyas repercusiones legales sólo pueden compararse con el régimen prevaleciente en la Alemania nazi.

La intención de calificar a los narcotraficantes como terroristas es para justificar la posibilidad del envío de tropas y, ¿por que no?, de misiles.

En medio de estas amenazas está la resolución del panel del T-MEC contraria a nuestro país y en favor de la agroindustria de EU, que nos obliga a seguir importando maíz transgénico, argumentando que no se pudo demostrar científicamente que daña la salud.

La presidenta Claudia Sheinbaum reafirmó su compromiso de seguir defendiendo el maíz criollo, granos milenarios, que representan una biodiversidad genética, domesticados culturalmente por los pueblos que habitaron Mesoamérica, producto de consumo básico en México y parte de la identidad, como señala la importante campaña de S in Maíz no hay País, razón por la cual se presentará en 2025 una iniciativa de ley para prohibir la siembra de maíz genéticamente modificado en territorio nacional, ya que la resolución del panel tiene que ver con la comercialización y no con la defensa de la salud y el medio ambiente, además de los derechos de los pueblos indígenas. Como señaló el Instituto para la Agricultura y la Política Comercial, con sede en Estados Unidos, el objetivo del panel, aparentemente, fue proteger los intereses de la industria biotecnológica y de la agroindustria, lo cual atropella la soberanía nacional y la soberanía alimentaria (Alejandro Ruiz, Pie de Pagina, 21/12/24/).

Trump lanza sus dardos a diestra y siniestra provocando conflictos con sus aliados antes de asumir el cargo. Como lo señalan Daniel Sanger y Lisa Friedman, del New York Times, Trump quiere controlar Panamá y Groenlandia. Esta vez no es una broma, ya que ha pedido que se afirme el control estadunidense en el exterior, demostrando que su filosofía de Estados Unidos primero tiene una dimensión expansionista, a menudo insinuando que no considera sacrosantas la soberanía de las fronteras de otras naciones ( NYT, 24/12/24).

En 2019, Trump lanzó su campaña de Groenlandia es Nuestra y hoy, en plena disputa con China y Rusia por las rutas árticas, señala que la propiedad y el control de la isla es una necesidad absoluta. Aunque está ubicada en el norte del continente, en lo político forma parte de Europa y es un territorio autónomo de Dinamarca. La isla no está en venta, señaló el primer ministro Múte Egede.

Cuando Trump declaró que el cobro del peaje es un abuso y podría pedir la restitución del Canal de Panamá, soberanía reconocida por los tratados Torrijos-Carter, la agresión es a toda la región.

El presidente José Raúl Mulino respondió: Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y sus zonas adyacentes son parte de Panamá y lo seguirán siendo.

Hasta las ultimas consecuencias estaré al lado de Panama y la defensa de su soberanía, declaró el presidente colombiano Gustavo Petro.