abitantes de comunidades de San Pedro Cholula rechazaron los planes de reabrir el relleno sanitario de ese municipio poblano. El basurero, creado durante la administración del ex gobernador Rafael Moreno Valle (2011-2017), fue clausurado en abril de este año por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) debido al mal manejo de los desechos, unas semanas después reabrió y fue clausurado de nuevo.
Ahora, el mandatario estatal, Alejandro Armenta Mier, pretende que vuelva a funcionar bajo el nombre de centro de transformación de desechos orgánicos e inorgánicos
; sin embargo, la Unión de Pueblos y Fraccionamientos contra el Basurero y en Defensa del Agua asegura que los planteamientos actuales son idénticos a los del morenovallismo: en aquel entonces, se dijo que el relleno recibiría 200 toneladas de basura, la separaría y procesaría, pero en los hechos se recibían 600 toneladas, se sacaban los residuos más rentables y se dejaba que el resto se acumulara en una montaña de basura cuyos lixiviados se filtraron hacia el acuífero que se localiza apenas 40 metros por debajo de la superficie
La información que han dado a conocer los opositores al basurero indica que el empeño de mantener el vertedero en una zona densamente poblada, perteneciente al área metropolitana de Puebla de Zaragoza y donde hay fuerte presencia de actividad agrícola y turística, responde a intereses inconfesables de las autoridades y a las poderosas conexiones políticas de los representantes (y presuntos dueños, aunque el esquema de propiedad se oculta a la ciudadanía) de la empresa PRO-FAJ Hidro Limpieza. La Unión de Pueblos y Fraccionamientos destaca la complicidad entre PRO-FAJ y políticos del ámbito tanto local como nacional, lo que ha propiciado un uso inadecuado de la fuerza pública que ya dejó varios heridos.
Las apreciaciones de los pobladores ya fueron respaldadas por la Profepa y por un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, el cual sostiene que el vertedero impurificó aguas superficiales y subterráneas. El cúmulo de evidencias de que el relleno es un peligro para la salud humana, el medio ambiente, los recursos hídricos cada vez más escasos en el territorio nacional e incluso para la imagen de un municipio declarado Pueblo Mágico por su valor cultural, histórico y estético, hace inevitable sospechar que detrás del afán de continuar sus operaciones se encuentra un caso característico de decisiones gubernamentales inducidas por el interés empresarial y el tráfico de influencias.
Ciertamente, no existe un sitio ideal para emplazar un vertedero de basura y que en casi cualquier ubicación elegida se encontrará algún grado de resistencia de vecinos o agricultores, pero ponerlo justo al lado de la carretera que conecta Puebla capital con Cholula parece la peor decisión posible. A fin de despejar cualquier duda en torno a sus motivaciones, las autoridades están obligadas a proponer opciones, las cuales no pueden limitarse a mover al basurero a una zona menos poblada, sino plantear un programa integral de manejo de desechos sólidos bajo el entendido de que la acumulación de basura es ya un fracaso de gestión y de educación ciudadana.
Por último, no puede olvidarse que México ha sido, y lamentablemente sigue siendo, uno de los países más peligrosos para los defensores del medio ambiente, por lo que es preciso seguir este caso con atención y garantizar la integridad física de los habitantes que luchan contra el foco de contaminación.