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Historias del Poder Judicial
La SCJN se niega a reparar el daño que sufrieron 2 de sus trabajadoras por acoso sexual

El caso fue desahogado después de 9 años; la ministra Piña ni brindó disculpa pública, ni indemnización

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Candil de la calle.... La magistrada Norma Piña no actuó ni en tiempo ni en forma para resolver este asunto de tipo sexual.Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de diciembre de 2024, p. 9

A la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), presidida por Norma Piña, le queda como anillo al dedo el refrán candil de la calle, oscuridad de su casa, al menos con respecto al acoso sexual dentro de esa institución que sufren sus trabajadoras.

Así lo considera, Silvia Angélica Vivar Gómez Farías, trabajadora de la SCJN, quien lleva luchando más de 10 años para obtener justicia, junto con su compañera Norma Pulido Cruz, en un caso de acoso laboral y sexual cometido por empleados de esa institución.

No son las únicas, de acuerdo con datos del último informe de labores de la ministra presidenta Piña, el Poder Judicial de la Federación (PJF) cerró con 609 expedientes por faltas administrativas cometidas por su personal que van desde corrupción y nepotismo, hasta violencia de género y acoso sexual. Peor aún, en la SCJN, presidida por la magistrada Piña, las denuncias aumentaron con 396 expedientes reportados durante 2023, lo que representó un incremento de 53.79 por ciento.

En el caso de Silvia y Norma, defendidas por el abogado experto en derechos humanos, Sergio Méndez Silva, la Corte privilegió durante años a los agresores denunciados, Leopoldo Ceceña Cubría y Luis Carretero y González, ambos del área de visitas guiadas, sosteniéndolos en sus puestos con sus salarios y beneficios intactos, mientras las víctimas sufrieron discriminación, fueron removidas de sus puestos y durante años padecieron maltratos institucionales sin posibilidad de avance en sus carreras profesionales.

Tortuoso camino

El caso de Silvia y Norma fue publicado en La Jornada el 27 de agosto de 2017 ( https://www.jornada.com.mx/2017/ 08/27/politica/007n1pol ). Finalmente, la sentencia y el engrose fue emitido el 23 de enero de 2023 por la ministra Norma Piña. Fue la primera vez que un caso de acoso sexual interno, llega al pleno que resolvió por mayoría de votos la destitución sólo de Carretero y González, ya que Ceceña Cubría ya se había jubilado.

Se le permitió jubilarse y luego emitieron la sentencia. Al acosador Leopoldo Ceceña Cubría, con más de 65 años de edad, se le ofreció condescendencia y protección. Se pudo ir antes de la sentencia. ¿Casualidad? No lo creo, se pudo ir con todas sus prestaciones. Él se fue limpio. Durante todos estos años nunca sufrió una merma económica, ni una consecuencia real. Al final, podemos inferir que en realidad tuvo la protección y el favoritismo para no perjudicarlo en nada, dice en entrevista con La Jornada, Silvia Angélica Vivar Gómez Farías.

A pesar de la extensa jurisprudencia emitida por la SCJN en casos externos similares, la ministra Piña se negó a dictar medidas de reparación y rechazó ofrecer una indemnización a las víctimas: Se tardaron 10 años en resolver un asunto que pudo haber lastimado menos, si lo hubieran tomado con la celeridad correcta, mientras el subdirector Luis Carretero y González se quedó y lo rescindieron después de la sentencia. Pero todo el tiempo siguió en su puesto y percibió su sueldo de la plaza de subdirector rango A, el más alto en la Corte.

Añade: La Corte no fue capaz de ir más allá y prever las medidas de reparación desde el inicio de la sentencia. Nosotras no recibimos ninguna medida de reparación, lo pedimos por escrito y nos dijeron que ya había pasado mucho tiempo. Si fueran congruentes con la jurisprudencia y todos los criterios de la Corte sobre el trato a las víctimas, debieron haber previsto la reparación del daño y jamás mencionaron la indemnización. Hay una incongruencia entre lo que la SCJN dicta en casos de afuera y lo que resuelven hacia adentro.

De manera lamentable, en el punto 220 de la sentencia no se les reconoce la calidad de víctimas, para ser reparadas, ni para ofrecerles una disculpa pública ni asistencia sicológica, sólo se estipula que no existen elementos que demuestren que, como resultado del incumplimiento en su vertiente de acoso sexual, se obtuvo un beneficio económico o se causó una afectación patrimonial.

Victimarios protegidos

¿Tú te masturbas?, le preguntó su jefe Leopoldo Ceceña Cubría a Silvia. ¿Sí sabes cuál es el objetivo de la masturbación? La autoexcitación sirve para satisfacerte sin culminar el acto carnal.

El jefe acosador continúo: “¿Verdad, Luis que ella es una mujer hermosa y que no necesita de un hombre al lado para ser feliz? –le preguntó al subdirector Carretero y González– y éste contestó: Claro que no, pero si necesitas, aquí estoy yo para servirte, le dijo dando un paso frente a ella, abriendo las piernas y empujando la cadera hacia adelante para que sobresaliera su miembro y mordiéndose los labios.

Silvia dice que los agresores fueron tratados institucionalmente como víctimas: En lugar de remover a los agresores, se removió a las víctimas y se nos pone a hacer diferentes labores en otras áreas. Producto de mi denuncia tuve que aprender a hacer muy distintas tareas y la que perdió oportunidades de crecimiento profesional fui yo. Ellos jamás tuvieron consecuencias profesionales ni económicas.

Agrega Silvia que ellos continuaron al frente de las visitas guiadas trabajando con grupos de chavas, estudiantes de preparatoria y licenciatura, siguieron dando los recorridos guiados hasta el año que Leopoldo se jubiló y Luis hasta el mismo mes que le rescindieron, siguió en contacto con las jovencitas de los recorridos guiados.

Comenta que en la Corte siempre aplicaron la presunción de inocencia, a pesar de la multitud de pruebas: Nunca se puso a resguardo el público que visitaba la Corte y siempre siguieron en contacto con los dos acosadores. Al final, Luis Carretero se fue a dar clases en La Salle y un día en el tendedero de los casos de violencia de género apareció una denuncia deacoso en su contra. Lo denunciaron las alumnas. Me compartieron las fotos. Los acosadores, no cambian.

Consecuencias graves

Silvia no puede olvidar la angustia y ansiedad que le provocó el acoso sexual de sus jefes en la SCJN. Estos 10 años de lucha significaron tristeza y frustración. Nunca pude desarrollarme profesionalmente dentro de la Corte, siempre he remado a contracorriente. El sistema pone en duda la palabra de las mujeres víctimas. Sufrí mucha revictimización institucional. La SCJN es un lugar difícil para trabajar, salir adelante ahí siempre depende más de tus conocidos, que de tus talentos o capacidades.

Las consecuencias del acoso sexual que sufrió durante años, ha afectado considerablemente su vida y tuvo que recibir apoyo sicológico y siquiátrico: Todos estos años yo me he atendido con mis recursos. Durante mucho tiempo me sentí enojada, frustrada, torpe. Sentí que me había equivocado por denunciar y sufrí ansiedad y depresiones. Tuve que pagar terapias sicológicas y tratamientos con medicamentos prescritos por un siquiatra.

Manifestó que “todo eso a mí nadie me lo ha repuesto, ni la Corte me lo repara. La Corte dice que no tiene un presupuesto para indemnización, por eso le pedimos un aumento de rango en la plaza. Ahorita tenemos la plaza F’, pero merecemos un ascenso por todos los años que perdimos, porque nos congelaron y no pudimos avanzar profesionalmente ni recibimos el debido incremento de salario. Esta es la merma mayor que nos hicieron”.

Además, ambas denunciantes cubrieron los gastos de la asesoría legal: “El acoso sexual es como un recordatorio para las mujeres: ‘Tú me tienes que servir como yo quiera y tú tienes que acceder’. A ellos se les permitió bromearnos, piropearnos, hablar de nuestro cuerpo. Se les permitió preguntarme qué les atraía, decirme que era atractiva, que me deseaban, que soñaban conmigo, que tenían deseos sexuales conmigo, que les gustaban mis senos, mis pantalones… Lo hicieron porque tenían un poder sobre mí, lo hicieron, lo dijeron y no tuvieron ninguna consecuencia.

Son agresiones que me frenaron, me dieron miedo; me provocaron frustración y enojo. Y al final, acabé congelada, me sentía todo el tiempo observada, cosificada; me fui haciendo tímida. Tardé mucho tiempo en liberarme. Mi cuerpo se fue haciendo tieso, rígido, corpulento, empecé a subir de peso como un mecanismo de defensa. Y tiene sentido, un cuerpo grande, resiste y no es deseado, al menos no en este sistema patriarcal.

La lucha sigue

A Silvia Angélica, el sistema de la Corte la fue confinando a la soledad por atreverse a denunciar. Ha vivido con el miedo que la despidan, pero, a pesar de ello, su valiente determinación logró cambios internos, aunque los protocolos que existen contra el abuso sexual desde 2012 no funcionan.

La herramienta que da la normativa es seguir un procedimiento administrativo sin plazos fijos para emitir resoluciones, no hay sanciones para los acosadores, ni posibilidades de atender a las víctimas.

Al llegar Norma Piña, abrió una dirección contra la violencia de género: Pero es un león sin dientes, porque solamente hace recomendaciones, ofrece asesoría legal y sicológica. Dice que ambas seguirían luchando a través del procedimiento de Responsabilidad Patrimonial del Estado: Vamos a pedir una indemnización por tantos años de maltrato sicológico. Y porque queremos que se nos reconozca la calidad de víctimas por la revictimización institucional y el tiempo que tardaron en resolver.

Al recibir la negativa de la SCJN, las denunciantes acudirán a la comisión ejecutiva de atención a víctimas (CEAV): Merecemos una disculpa pública. La Corte me queda a deber mucho. Yo no quiero que me regalen nada, no quiero dádivas, sólo quiero que me den lo que me corresponde por ley.