Por violar con decenas más a su esposa
Gisèle, respeta
la sentencia // Otros 50 acusados reciben desde tres hasta 15 años tras las rejas
Gracias, Gisèle, le dedicaron grupos feministas a la mujer de 72 años víctima de 10 años de ultrajes íntimos. La imagen, ayer al salir de la corte.Foto Afp
Viernes 20 de diciembre de 2024, p. 20
Aviñón. La justicia francesa impuso ayer la pena máxima de 20 años de prisión a Dominique Pelicot por drogar, durante una década, a su ex esposa Gisèle para violarla junto a decenas de desconocidos.
Respeto
la sentencia, declaró a la prensa Gisèle Pelicot, quien luego de más de tres meses se convirtió en una aclamada heroína e ícono feminista por insistir en que el juicio, considerado histórico en Francia y en el mundo, se celebrara en público.
Quería que toda la sociedad fuera testigo de los debates que tuvieron lugar aquí
, expuso a manera de homenaje a sus hijos y nietos que la inspiraron a liderar esta lucha y que durante las audiencias estuvieron a su lado.
En el juzgado, Caroline (hija de ambos) describió a su padre Dominique como uno de los peores depredadores sexuales de los últimos 20 años
, incluso reveló su creencia de que él también la drogó después de que se encontraron fotos de ella durmiendo en su cama en ropa interior.
En 2020, cuando la policía arrestó a Dominique por filmar subrepticiamente debajo de las faldas de las mujeres en un supermercado, una investigación reveló más de 20 mil imágenes y videos grotescamente explícitos en su computadora en archivos marcados como abuso
, a lo que Gisèle indicó que su mundo quedó destruido
cuando los investigadores le mostraron imágenes de los ultrajes que sufrió.
Desmayos, pérdida de peso y exceso de sueño, fueron los síntomas de la horrible verdad de lo que padecía Gisèle, quien incluso se sometió a varias pruebas neurológicas para detectar Alzheimer y un tumor cerebral.
En este juicio, también fueron condenados los otros 50 acusados a entre tres y 15 años de prisión, penas inferiores a las solicitadas por la fiscalía lo que provocó indignación en los tres hijos de la víctima.
La vergüenza no es para nosotras, es para ellos
, concluyó la mujer de 72 años, al tiempo que activistas contra la violencia sexual colgaron en una pared una pancarta en la que se leía: Merci, Gisèle
(Gracias, Gisèle).