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En su libro Figura, Manuel Marín explora su relación con el manierismo
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▲ Manuel Marín asegura que ese género se consideraba absolutamente decadente, pues los nuevos pintores inventaron las poses, las expresiones, los dibujos a línea, las composiciones descentradas.Foto cortesía del artista
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de diciembre de 2024, p. 4

En Figura (Petra Ediciones, 2024), nuevo libro de Manuel Marín (Ciudad de México, 1951), tercero de una trilogía, el pintor y escultor pone de manifiesto la relación del manierismo con su obra: Sí, casi toda mi pintura es manierista. Nadie lo dice y no lo quiero decir para que no lo descubran.

Marín tiene tiempo de estudiar el manierismo. Hace cuatro años conoció la primera exposición de manierismo como tal, hecha en Florencia, Italia. Con esto te muestro que es un movimiento cultural que apenas se destapa, es decir, 400 años después, indicó el artista.

Este olvido histórico o estético se debe a que el manierismo no se reconocía como tal: Todavía en el siglo XIX se pensaba que después de los grandes maestros del Renacimiento, los pintores habían decaído.

Marín explicó que la nueva manera de pintar se consideraba “absolutamente decadente. Sucede que los nuevos pintores inventaron las poses, las expresiones, los dibujos a línea, las composiciones descentradas. Una serie de postulados que, digamos, es el principio de la pintura del siglo XX.

“Hago este libro por todo lo que pude recabar tanto teórico como visual, principalmente, y lo desarrollé en forma de textos, diría, de enunciados. Cada uno te va dando un pequeño fragmento de lo que puede ser todo este mundo del trastocamiento de un arte, llamémosle puro, del Renacimiento. Después de eso vienen diferentes artes, por ejemplo, el rococó, que ya no tuvo esa fuerza. El barroco sí la tuvo; sin embargo, de alguna manera fue propagandístico.

Posteriormente, da una enorme entrada a lo que será el expresionismo, el mismo cubismo, el surrealismo: todo este tipo de cosas que se fueron dando 400 años después, porque ya no buscaban estrictamente la pureza de la forma, sino que se refería más bien a la concepción de sus figuras, la realidad como figuras.

¿A qué conclusión llegó? Básicamente, a establecer que las manifestaciones artísticas y culturales en Occidente, por medio de las propuestas de carácter tanto teórico como práctico, van teniendo un flujo ondulante. Esto es, se tiene una propuesta, se desarrolla y de inmediato se modifica hacia la oposición, pero tomando en cuenta estos dos elementos. Se hace una especie de zigzag en el que cada planteamiento nuevo es una posición al inmediato anterior, aunque con todas las referencias de los previos. De allí la riqueza del siglo XX, señaló a La Jornada.

Marín recordó que aparte de trabajar las partes tradicionales de la pintura y la escultura, también ha incursionado en el arte alternativo, en lo conceptual, además de formar parte de los grupos. Por lo tanto, de alguna manera he experimentado esta contradicción en mí mismo, en esos dos lados que según yo se oponen, aunque no se destruyen. Hay otros compañeros que forman parte ya sea de un lado o del otro. En mi caso, trato de sustanciar ambas partes, concluyó.