Si no vas por todo, ¿a qué vas?, se lee en una cartulina que acompaña el entrenamiento de la selección mexicana de gimnasia rítmica.

Es el penúltimo día juntas antes de unas vacaciones decembrinas que anteceden a un 2025 de transición y cambio de códigos; pelotas y aros ruedan entre las piernas de las deportistas, mientras la entrenadora nacional, Blajaith Aguilar, da instrucciones y sostiene al gatito que sus alumnas le dieron como regalo de Navidad.

“Será como comenzar de nuevo, pero con bases bien cimentadas. Habrá nuevas reglas y más exigencia el próximo año, pero somos capaces de enfrentar eso y más. Inicia el camino rumbo a un ciclo en el que buscaremos no sólo la final olímpica sino un top 8”, cuenta la instructora, quien logró una histórica clasificación a París 2024.

El velódromo del Centro Nacional de Detección de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR) es la sede de los últimos entrenamientos. El equipo, que en abril ganó un histórico bronce en la Copa del Mundo realizada en Bulgaria, cierra el año al ritmo de Britney Spears y Michael Jackson. El equipo ha dejado atrás el capítulo parisino para dar paso al ciclo que culminará en Los Ángeles 2028.

Es bueno salir de la zona de confort y trabajar en nuevos proyectos; eso te ayuda a crecer como equipo. Para mí todos los días son de aprendizaje porque mis niñas, aunque son adolescentes y tienen días complicados, son comprometidas y saben resolver los problemas. Yo estoy para ellas y ellas para mí.

Aguilar suma ocho años al frente de la selección con sus altas y bajas. Lo más importante, dice, es conocer a cada una de las chicas y siempre tratar de ser mejores.

Es una increíble familia la que hemos formado. Sofía (Flores) representa la entrega, Dalia (Alcocer) es una compañera muy leal, Julia (Gutiérrez) es la alegría del equipo, Kimberly (Salazar) se caracteriza por ser muy enfocada y Adirem (Tejeda), la capitana, es resiliente; ha pasado por mucho y no pierde de vista su meta.

En 2025 el objetivo de las gimnastas es el Campeonato Mundial en Río de Janeiro, además del Panamericano que será clasificatorio para los Juegos Centroamericanos y del Caribe y el boleto a la Universiada Mundial.

Tendremos que poner más atención en lo artístico, reforzar los movimientos, sonreír, lanzar, cachar y reinventarnos. Este ciclo ha sido una montaña rusa de emociones.

La cita francesa el primer paso

Julia es la más pequeña del equipo. Inició en la gimnasia rítmica a los siete años, después de probar otros deportes como el basquetbol y el ballet. Su amor por esta disciplina floreció rápidamente, y a los 14 se integró a la selección nacional. Para ella, formar parte del grupo que participó en la capital gala es apenas el primer paso de un futuro prometedor.

Tener nuevas metas es lo que nos mantiene motivadas. En un deporte que trabaja mucho con la mecanización y la precisión siempre tienes que estar enfocada y con el objetivo bien claro, comentó.

En agosto de 2022 se mudó de su natal Mérida y se acopló rápidamente a su nuevo estilo de vida.

Hay una gran comunicación entre todas, nos llevamos muy bien y nos apoyamos. Estamos emocionadas con los cambios y lo que viene. En mi caso soy muy hábil con los aparatos y tengo un buen sentido artístico que debo aprovechar.

Sofía Flores salió de Monterrey hace cinco años convencida de poder integrarse a la selección nacional.

A los seis años supe lo que eran los Juegos Olímpicos y desde entonces soñé con representar a mi país. Trabajé muy fuerte y cuando finalmente escuché el nombre de México en París, viví una sensación que no se puede describir. Un anhelo que representó uno de los momentos más bonitos de mi vida. Me encanta expresarme por medio de la música y los movimientos además, claro, de inspirar a las nuevas generaciones, dijo emocionada.