Implementar un plan fiscal de mediano plazo podría ayudar a reducir gradualmente el déficit de México, de 5.9 por ciento del producto interno bruto (PIB), lo que daría espacio para inversiones que impulsen la productividad, la educación y la infraestructura, según el documento Perspectivas Económicas volumen 2024, número 2: resiliencia en tiempos de incertidumbre, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

La institución expuso que un sistema integral de educación y cuidado de la primera infancia podría fomentar la participación de las mujeres en el mercado laboral, mientras la expansión de los programas vocacionales duales podría impulsar la disponibilidad de habilidades técnicas y el acceso a empleos formales.

En su evaluación general de la situación macroeconómica en los países de la OCDE, el organismo destacó que se necesitan medidas fiscales decisivas para garantizar la sostenibilidad de la deuda, preservar el margen de maniobra de los gobiernos para reaccionar ante futuros choques y generar recursos que ayuden a hacer frente a las grandes presiones de gasto.

Para garantizar que la carga de la deuda se estabilice, es fundamental intensificar los esfuerzos de contención y reasignación del gasto y de aumento de los ingresos, en el marco de trayectorias de ajuste creíbles a mediano plazo adaptadas a las circunstancias específicas de cada país, mencionó.

Señaló que los esfuerzos de consolidación deberían intensificarse a medida que la orientación de la política monetaria se vuelva menos restrictiva, siempre que, como se prevé, el crecimiento sea suficientemente sólido para soportar vientos fiscales adicionales.

Las prioridades de política difieren entre países, pero es necesario diseñar cuidadosamente el ritmo y la naturaleza del ajuste en todos ellos para brindar el apoyo adecuado a quienes lo necesitan y conservar los recursos necesarios para abordar desafíos de más largo plazo, como la transición climática y el envejecimiento, manifestó.

La OCDE prevé que la economía mexicana se expanda moderadamente: 1.4 por ciento en 2024, 1.2 por ciento en 2025 y 1.6 por ciento en 2026.

Explicó que las proyecciones reflejan una disminución de las presiones inflacionarias, lo que ayudará a sostener el consumo, así como una disminución gradual de las tasas de interés, lo que estimulará la inversión.

A su vez, la OCDE espera que el crecimiento de las exportaciones se mantenga fuerte, impulsado por las condiciones económicas favorables en Estados Unidos.

En cuanto a la inflación, previó que inflación seguirá bajando hasta 3.3 por ciento en 2025 y 3 por ciento en 2026.