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BdeM: decolonizar las instituciones
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más de dos siglos de que México se sacudiera el yugo español e iniciara su vida como nación independiente, un sector tristemente amplio de la población continúa atada a idiosincrasias impuestas por los colonizadores, como la idolatría hacia la cultura europea. La noción de que todo lo creado por los caucásicos es intrínsecamente superior a las producciones –materiales o intelectuales– de los pueblos indígenas, la genuflexión ante poderes extranjeros, el entreguismo de los recursos naturales a compañías foráneas y un desprecio irracional hacia las personas, las instituciones y las ideas del sur global.

La persistencia de este colonialismo intelectual en el seno de la sociedad mexicana quedó exhibida en la figura de Carlos Santiago Bazdresch Barquet, gerente de Asuntos de Política Monetaria del Banco de México (BdeM) y representante del mismo ante el Consejo Directivo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). El 11 diciembre, Bazdresch emitió comentarios cargados de racismo, clasismo y colonialismo contra las universidades mexicanas, al afirmar que sólo los académicos provenientes de universidades anglosajonas mejoran la plantilla, mientras los egresados de centros de estudios como la UNAM, la UAM o el propio CIDE no aportan nada a la institución.

Dicho exabrupto motivó que el director general del CIDE, José Antonio Romero Tellaeche, enviara una misiva a la gobernadora del BdeM, Victoria Rodríguez Ceja, en la cual solicita de manera respetuosa considere la sustitución de Bazdresch como enlace del banco central con la casa de estudios, papel que le otorga un asiento en el mencionado consejo directivo. En su carta, Romero Tellaeche resalta que las opiniones del funcionario fueron discriminatorias, vergonzosas y parte de una hostilidad sin precedente hacia nuestra institución, lo que ha generado tensiones y un evidente deterioro en los vínculos que antes manteníamos. El BdeM no dio respuesta alguna a la denuncia, ni siquiera el acuse de recibo que constituye un mínimo de respeto institucional.

La actitud del banco central, que puede interpretarse como un espaldarazo a Bazdresch y un nuevo gesto de desdén hacia todas las universidades insultadas por el gerente, refleja no sólo una actitud deplorable en el órgano responsable de la política monetaria del país, sino también una defectuosa comprensión de la autonomía de la que se le dotó.

Los gobernadores del BdeM y los directivos de todas las instituciones autónomas del Estado deben recordar que esta facultad no significa insularidad y que su capacidad de regirse sin interferencias gubernamentales no las pone por encima de la Constitución, de la rendición de cuentas ni de la base de la democracia, la soberanía depositada de forma exclusiva e inalienable en el pueblo. Queda claro que su autonomía no puede esgrimirse para evadir explicaciones en torno a la conducta inadmisible de uno de sus miembros.

El conflicto revelado trasciende al vínculo entre el BdeM y el CIDE. Por una parte, tiende un manto de duda sobre el tipo de formación brindado por el organismo rector del sistema financiero a los profesionales que capacita a diario. Lo que es más inquietante: si la postura de Bazdresch, hijo de uno de los artífices del giro neoliberal que convirtió al CIDE en un semillero de pensadores dogmáticos, es compartida por una proporción importante de sus colegas, queda en duda en beneficio de quién toma sus decisiones del banco central. Cuando adopta medidas que afectan a la economía de todos los mexicanos, ¿el BdeM piensa en el bienestar de los connacionales, o en el de los extranjeros que mejoran plantillas? Para despejar estas incógnitas, es imprescindible que la institución presidida por Rodríguez Ceja responda de manera puntual a los planteamientos de Romero Tellaeche, en el entendimiento de que la rendición de cuentas no menoscaba, sino que fortalece su autonomía y su credibilidad.