Domingo 15 de diciembre de 2024, p. 16
Pekín. A medida que Donald Trump recrudece las amenazas arancelarias contra China, Pekín está tratando de adelantarse al próximo presidente de Estados Unidos con sus propias restricciones para llevar a Washington a la mesa de negociaciones antes de una guerra comercial en toda regla, indican analistas.
Provista de las lecciones de la última batalla arancelaria durante el primer mandato de Trump, China está tratando de juntar fichas de negociación para iniciar conversaciones con una nueva administración estadunidense sobre aspectos polémicos de los lazos bilaterales, incluidos ciencia y la tecnología. Además, le preocupan los efectos perjudiciales de más aranceles sobre su ya frágil economía.
Esta semana, China abrió una investigación contra el gigante estadunidense de los chips Nvidia, por lo que considera presuntas violaciones de las normas antimonopolio, después de haber prohibido las exportaciones de minerales raros a Estados Unidos.
Tenemos que ver esto como la puja inicial en lo que probablemente se convierta en última instancia en una negociación con Estados Unidos, en lugar de una simple imposición de aranceles y que no quede nadie para conversar
, explicó Fred Neumann, economista en jefe para Asia de HSBC.
China está mejor preparada para hacer frente a casi cualquier arancel, si es que no hay un anuncio apocalíptico
de un arancel de 60 por ciento a todos los productos chinos, dijo George Magnus, investigador asociado del China Centre de la Universidad de Oxford.
La segunda economía más grande del mundo domina ahora sectores como vehículos eléctricos y energía verde, y tiene menos necesidad de los aviones Boeing y los grandes autos de gasolina que compró en 2017, pues ha encontrado sustitutos como los Airbus y su propio Comac C919. Sin embargo, China aún está lejos de ser autosuficiente.
Trump ha prometido aranceles adicionales de 10 por ciento a los productos chinos para presionar a Pekín a hacer más para detener los flujos de fentanilo a Estados Unidos.
Una nueva guerra comercial con la mayor economía del mundo perjudicaría más a China, señalan analistas, ya que Washington puede imponer aranceles cada vez mayores a sus productos y sacar aún más a China de sus cadenas de suministro.
China sigue necesitando importar materiales estratégicos, como microchips avanzados y otros equipos de alta tecnología, y cuenta con que los consumidores estadunidenses compren sus productos, dadas unas perspectivas comerciales globales cada vez más pesimistas y una débil demanda de sus propios ciudadanos.
Sin embargo, esta vez, China tiene nuevos elementos que ofrecer, como el aumento de las compras de petróleo y gas natural licuado, ya que Estados Unidos bombea más de lo que consume. Dadas las crecientes restricciones a la exportación de chips, los productos agrícolas, las materias primas y la energía son algunos de los artículos que Estados Unidos todavía puede vender a China, dijo Bo Zhengyuan, socio con sede en Shanghái de la consultora Plenum.
Renuevan acuerdo de cooperación tecnológica
China y Estados Unidos renovaron el viernes por cinco años un acuerdo de cooperación científica y tecnológica a pesar de las críticas desde varios sectores, incluidos republicanos, que sostienen que este pacto beneficia a Pekín.
La firma de la ampliación del acuerdo forma parte de los esfuerzos de ambas administraciones por estabilizar las relaciones antes del 20 de enero, cuando asuma la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, quien ha amenazado ampliar los aranceles a las importaciones chinas.
El acuerdo, firmado por primera vez en 1979, se había renovado cada cinco años, incluso Trump lo hizo durante su primer mandato. Sólo se dejó de ampliar el año pasado.