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Dedican muestra a Ernst Saemisch, pintor convencido del poder sanador del arte

Hoy se inaugura en San Ildefonso

 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de diciembre de 2024, p. 5

Ernst Saemisch (1902-1984) fue muy culto, pero muy sencillo. Le encantaba tratar con la gente más humilde, aquellos que portaban la sabiduría ancestral de la vida diaria. México se convirtió en su pasión, amor íntimo y profundo que lo marcó hasta el último de sus días.

Con estas palabras, Gertrudis Zenzes, viuda del pintor alemán, evocó la esencia de quien fue su compañero de vida, durante la presentación de la exposición La naturaleza íntima de la vida: Ernst Saemisch 1902-1984, cuya apertura es hoy en el Colegio de San Ildefonso.

La muestra reúne 220 piezas, entre bocetos, dibujos y pinturas, que abarcan desde 1920 hasta 1984. La curaduría estuvo a cargo de Eugenio Caballero, reconocido diseñador de producción cinematográfica, quien destacó cómo el horror vivido por Saemisch durante las guerras mundiales lo llevó a transitar de lo figurativo a la abstracción, en una búsqueda por sanar a través del arte.

El montaje se articula en ocho núcleos. En Experiencias formativas, La oscuridad y La búsqueda se muestran las influencias de sus años juveniles y su reflexión sobre el dolor y la guerra. En estas etapas, el artista abandonó la figura humana para enfocarse en paisajes que aluden a la soledad y la desolación.

En la sección La naturaleza se revela, la conexión profunda de Saemisch con su entorno, que más allá de un refugio, se convierte en un enigma, un territorio lleno de significados por desentrañar. Series como Tierra caliente y El hombre y la serpiente ejemplifican su interpretación de la cosmovisión mexicana.

En Abstracciones geométricas/Rejas y Cosmos, se observa su inmersión en la abstracción total. Líneas y colores son protagonistas, liberándolo de convenciones estéticas y llevándolo a experimentar con formas que reflejan su mirada científica y su espiritualidad.

Nacido en las montañas de la Selva Negra en Alemania, Saemisch creció entre los susurros de la naturaleza y las conversaciones con grandes mentes, como Albert Einstein y Fritz Haber. Estas primeras experiencias lo llevaron a desarrollar una sensibilidad única que marcó su vida y su obra.

Su formación en la Bauhaus, cuna de las vanguardias, le permitió fusionar la abstracción geométrica con el simbolismo mexicano, creando un lenguaje visual que dialoga entre culturas y épocas.

Zenzes compartió anécdotas que ilustran la humanidad y sencillez del pintor. Recordó la manera en que Saemisch encontró inspiración en las personas comunes, como un campesino que le enseñó sobre plantas medicinales o un cargador de reses con quien compartió una experiencia transformadora.

Pintar era su compromiso con la vida, una forma de entenderla y celebrarla, afirmó Zenzes, directora de la asociación Ernst Saemisch, cuyo propósito es el estudio, la valoración estética e histórica y la difusión de la obra del pintor alemán.

Caballero subrayó la importancia de comprender la vida del artista para descifrar su obra. Saemisch procesó el horror de la guerra transformándolo en arte. Su llegada a México en 1964 marcó un renacimiento en su trayectoria, en la que los paisajes y símbolos prehispánicos cobraron protagonismo. El arte tiene un poder sanador, tanto para quien lo crea como para quien lo contempla, reflexionó.

Canek Saemisch, hijo del pintor alemán, dijo a La Jornada que “esta muestra reúne 220 obras de una colección que supera 7 mil piezas, entre bocetos, estudios y obras terminadas. La última serie de mi padre, Cosmos, que comenzó en 1984, es un reflejo de su visión espiritual al final de su vida”.

En sus últimos meses, su padre impartió talleres en Tepito, lo que enriqueció su obra y su legado. Destacó que las conversaciones con sus colegas, como Orozco y Tamayo, fueron esenciales para enriquecer su concepción estética.

Organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Cultura federal, entre otras instancias, La naturaleza íntima de la vida se puede visitar de martes a domingo de 11 a 17:30 horas en el Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico). Concluye el 18 de mayo de 2025.

Además de la muestra, habrá un ciclo de actividades. En el micrositio digital (https://goo.su/rfPIkS), los internautas podrán realizar un recorrido virtual de 360 grados.