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El arte mural acompaña a los pueblos en sus luchas y refuerza la identidad

Colectivos como Tlalmino y Ollin Indigente ilustran las calles de Oaxaca, Morelos y Edomex

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▲ Artistas de Tlalmino y Ollin Indigente realizan murales en Amilcingo, Morelos.Foto Sergio Hernández Vega
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 10 de diciembre de 2024, p. 3

Amilcingo, Mor., Por medio del arte mural se establece una conexión entre los pueblos, los artistas y el público que los observa. Para diversos creadores, se trata de generar conciencia a través de las obras, respetando la identidad de la localidad, y de tejer una red de personas que se comprometan con proyectos independientes con el fin de acercar la cultura a más comunidades, principalmente que estén en resistencia, por ejemplo, en la zona mixe de Oaxaca y en Amilcingo, Morelos.

Para Juan Carlos Hernández, arquitecto del estado de México y muralista, andar por los pueblos me hizo reflexionar que todos somos parte de la tierra, y en muchas comunidades, por diferentes circunstancias, están olvidando la identidad de sus ancestros; por ello, además de hacer un acompañamiento en la defensa de sus causas, también se busca reflejar su esencia.

Una de las organizaciones que tratan de fomentar esta lucha mediante el arte es el colectivo Tlalmino, que quiere decir camino de tierra. Kevin Reyes, uno de sus integrantes y diseñador gráfico, explicó que es un término inventado por ellos, que recoge parte del vocablo náhuatl tlalli (tierra) y las dos últimas sílabas de camino. Para ellos, es a lo largo del camino de tierra como se conoce a las comunidades.

Juan Carlos, también miembro de Tlalmino, explicó que realizan diagnósticos geográficos al inicio de cada trabajo, pues necesitan saber cómo se conforma la comunidad, sus paisajes, oficios y las luchas que han enfrentado a lo largo de su historia. Plasmar de forma más completa los aspectos que integran al pueblo nos ha abierto puertas para llegar a más movimientos sociales en nuestro territorio.

Por su parte, Aurora Servín, diseñadora gráfica e integrante del colectivo, destacó que son respetuosos con las tradiciones de los pobladores, pues sería egoísta de nuestra parte llegar a cambiarlo. Tratamos de mantener un equilibrio, ya que somos parte de otra generación. Mencionó que entre los retos a los que se enfrentan están pintar bajo el sol o la lluvia, no comer ni ir al baño durante horas.

Deben ver por su seguridad, pues hay comunidades donde predomina la violencia y sufren acoso de las autoridades; incluso, han tenido que cubrir los murales ya terminados por amenazas de diversos grupos que se inconforman por su mensaje.

Francisco Jaime García, artista plástico y docente de San Mateo Atenco, estado de México, pertenece al colectivo Ollin Indigente, y cada año, en Semana Santa, hace un festival de música, danza, teatro y murales en su comunidad.

García cuenta que han enfrentado desafíos; por ejemplo, al ocupar plazas públicas se encontraron que gente ajena al colectivo aprovechaba su espacio para promoverse o hacer mal uso de él; ahora, para evitar esa situación, gestionamos casas con el fin de llevar a cabo las jornadas, lo cual considera que es una mejor experiencia, porque los vecinos se involucran y ya no son sólo espectadores.

Los artistas señalaron que muchas veces no se reconoce su labor porque lo ven como pasatiempo, pero es un trabajo, es autogestivo, implica tiempo para gestionar los espacios, limpiar los muros y preparar la comida para todos. Recalcaron la importancia de estos actos, pues crean comunidad, todos se apoyan y ponen un granito de arena en los poblados para defender sus causas e identidad.