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Las culturas originarias dan soluciones para dejar atrás el neoliberalismo: Diego Prieto

El director del INAH dio a conocer dos libros de gran formato en la 38 feria del libro de Guadalajara

Enviada
Periódico La Jornada
Martes 3 de diciembre de 2024, p. 5

Guadalajara, Jal., En pleno siglo XXI, la presencia de las culturas indígenas, en general, y las comunidades que se reconocen parte de la familia maya, en particular, no sólo están vivas y palpitantes, reclamando voz y protagonismo, sino que también ofrecen soluciones para dejar atrás el horizonte neoliberal, apuntó el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, durante la presentación del libro La nación maya: Gestación, devenir y resistencia / Maayáaj Lu’umkabal. U síijil, u pachk’iinil yéetel u muuk’ óolal.

El antropólogo añadió, en la 38 Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que se trata de un gran panorama del extraordinario proceso histórico y cultural de la nación maya en el pasado y en el presente.

Editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el volumen Tren Maya (Tsíimin K’áak), por las vías de la transformación, también fue presentado en el encuentro editorial; contiene datos importantes para entender una gran obra.

El Tren Maya no es la primera intervención en la geografía, en la economía y en la sociedad de esa región del sureste; asegurar lo contrario es negar que desde la presencia española se han sucedido cambios en la cultura regional; sería ignorar que existen tierras deforestadas por el cultivo del henequén, la extracción intensiva de maderas preciosas de la selva o el impresionante impacto del turismo de modelo masivo. En ese contexto hay que analizar las oportunidades, dijo el antropólogo Margarito Molina Rendón a propósito de Tren Maya, por las vías de la transformación.

Molina, director del Centro INAH Quintana Roo, detalló que a lo largo de la historia de casi 6 mil años de la región maya se han dado siete intervenciones destacadas, entre ellas la siembra de maíz, el cultivo del ki (o henequén), que fue explotado casi de modo feudal; la extracción del chicle, a finales del siglo XIX, y la migración dirigida, que convirtió a campesinos en pescadores.

El turismo masivo ha sido tal vez la intervención más importante en los 50 años recientes, desde la creación de Cancún, en 1971. Algunos especialistas mencionan que los efectos han sido la pérdida de la cultura al tratar de adecuarse los habitantes a los requerimientos de los turistas: idioma, ropa, comida y forma de actuar y de ser.

Por ello, Molina consideró que el proyecto del Tren Maya y el modelo de turismo masivo si bien “presenta algunos riesgos sociales y culturales, también ofrece oportunidades.

“Por ejemplo, se advierte un posible desplazamiento poblacional hacia algunas de las 19 estaciones que contempla el tren, lo cual traerá grandes retos para los servicios de urbanización, atención educativa y de salud, así como trabajo remunerado.

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▲ Imagen tomada del libro Tren Maya (Tsíimin K’áak), por las vías de la transformación.

El Tren Maya no está destinado únicamente para el transporte de turistas o de la población local; tampoco nada más para visitar las ciudades o sitios arqueológicos de la región. El tren se transformará a mediano plazo en un instrumento estratégico de desarrollo que deberá tener como principal objetivo el crecimiento económico de la región, lo cual debe reflejarse en la economía de las comunidades.

El antropólogo informó que según datos de Fonatur, el impacto o beneficio directo de la trayectoria del tren será en 44 municipios y 64 localidades, por lo que, entre otros aspectos, será necesario que se plantee un robusto programa de protección al patrimonio cultural material e inmaterial de la región maya, así como el fortalecimiento de los sitios arqueológicos e históricos, tanto en la certeza jurídica de sus polígonos, su protección y mantenimiento, así como el estímulo a la investigación arqueológica y antropológica que permita la construcción del conocimiento del pasado y el presente, y coadyuve en el planteamiento de alternativas para las sociedades originarias y locales.

El libro La nación maya reivindica las investigaciones actuales que se hacen en esa región y que ya no tienen que ver con los estereotipos construidos por autores del Norte global en el siglo XIX e inicios del XX, como Eric Thomson, Sylvanus Morley o Augustus Le Plongeon.

Prieto Hernández y la titular del Centro INAH Campeche, Adriana Velázquez Morlet, coincidieron en que son necesarias obras como ésta, que reúne textos de una veintena de especialistas contemporáneos, porque “existen muchas páginas de Internet, e incluso medios de comunicación y académicos, que continúan asumiendo como vigentes las posturas de autores del pasado.

“Esto se debe, principalmente, a que los ‘mayas arqueológicos’ y los ‘mayas muertos’ venden muy bien, bajo el estereotipo de que eran sociedades pacifistas dedicadas a la contemplación de los astros, en oposición a unos mexicas belicosos y dedicados al sometimiento de toda Mesoamérica.

Si bien los mayas prehispánicos tuvieron grandes logros astronómicos, arquitectónicos y matemáticos, hoy se sabe que eran grupos humanos complejos que a menudo rivalizaban entre sí, puntualizó la arqueóloga Velázquez Morlet.

Los 22 capítulos de La nación maya ofrecen ahora un panorama del legado lingüístico, agroalimentario y espiritual de una civilización que ha logrado adaptarse y resistir el despojo, la explotación y la discriminación en varias épocas, por lo cual es ejemplo de resiliencia, perseverancia y continuidad.

Ambos libros pueden adquirirse en la FIL con descuento en el estand J62 del INAH.