Generaciones de descendientes están en casi todas las esquinas de ese país
Miércoles 27 de noviembre de 2024, p. 3
Washington y Nueva York. A menos de 20 cuadras del Capitolio de Estados Unidos, el lugar donde se redactarán las leyes para sellar la frontera y expulsar ilegales
al llegar Donald Trump al poder en enero, el anuncio en un almacén dice Mexican Food
y adentro hay filas con frijoles rojos y negros, papayas, chile guajillo, morita y ancho, entre otros ingredientes de la vasta gastronomía mexicana –y eso que la capital estadunidense no está entre las ciudades con poblaciones enormes de mexicanos, pero como a lo largo y ancho del país, México es parte de la cultura cotidiana y ni hablar de la economía de Estados Unidos.
Salsas mexicanas han sobrepasado a la cátsup como aderezo por las últimas tres décadas y se vende más tequila que whisky (incluso más tequila que en México). El año pasado, en el día casi sagrado del Super Bowl, los estadunidenses consumieron 54 millones de aguacate, la mayor parte en guacamole (o guac), con 81 por ciento de ese producto importado desde México. Alrededor de Estados Unidos, aun en pequeñas comunidades, como Kenneth Square, en Pensilvania –donde mexicanos son la principal mano de obra en esa pequeña capital de champiñones–, se ofrece Coca-Cola de México y se anuncia con orgullo, ya que los expertos dicen que es la mejor porque está hecha con azúcar de caña y no fructosa como aquí.
La zona metropolitana de Los Ángeles, con una población de más de 2 millones de mexicanos, es la segunda ciudad mexicana más grande en el mundo, después de la Ciudad de México. Casi una cuarta parte de todos los mexicanos –unos 39 millones de una población total de 167 millones, que incluyen tanto inmigrantes como la diáspora de siglos de aquellos que se identifican con herencia mexicana– que viven en Estados Unidos.
Resistencia y liderazgo
No son sólo residentes, y menos sólo víctimas, sino los protagonistas de una transformación de los dos países que comparten una frontera, algo que aún no se conoce ni se entiende bien en México, aunque aquí la derecha lo reconoce como una amenaza existencial a su país.
Hay un vacío enorme en el entendimiento de la larga trayectoria de lucha de resistencia de los mexicanos en Estados Unidos y de su capacidad, no solamente por sobrevivir, sino para proveer liderazgo a las luchas más progresistas en Estados Unidos
, explicó Gaspar Rivera Salgado, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles. Tenemos una imagen desde México de los migrantes como monocromáticos, como las víctimas de este imperio. Y eso es todo. Hasta ahí llega. Pobres migrantes se mueren en la frontera. Pobres migrantes son el objeto de políticas antimigrantes de Trump... Ni siquiera se imaginan que hay una resistencia a niveles de organización complejos
.
Al otro lado del país, en Florida, está la sede de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW), la organización social fundada por mexicanos indocumentados con sus pares guatemaltecos y caribeños que más ha transformado las condiciones de trabajo en los campos de éste y otros países. La CIW ha organizado su Campaña de Comida Justa en 12 estados, con la cual ha elevado salarios a por lo menos 20 mil jornaleros y por primera vez ha establecido normas de condiciones de trabajo incluyendo la erradicación del abuso y hostigamiento sexual contra mujeres. De hecho, el movimiento #MeToo en Hollywood les solicitó una consulta para aprender de esa experiencia.
No sólo queríamos establecer nuestros derechos humanos, queríamos poder aplicarlos
y eso se desarrolló buscando alianzas con consumidores, para que exigieran que las grandes empresas compradoras aceptaran sólo contratos para comida justa
producida bajo normas establecidas por acuerdos entre estos compradores, los granjeros y la CIW. Esos acuerdos establecen normas y mecanismos para aplicarlas, y con ello asegura los derechos humanos de todas las mujeres y los hombres
en la cadena de suministro, afirmó Lucas Benítez, inmigrante de Guerrero y cofundador de la CIW.
A través de su movimiento con aliados estudiantiles, religiosos y laborales, la CIW ha logrado convenios con McDonald’s, Burger King, Taco Bell, Subway, Walmart y Whole Foods, entre otros. A la vez, mediante sus esfuerzos, la CIW ha logrado liberar a miles de trabajadores de condiciones de esclavitud en Florida y otros estados.
En el corazón de Texas, organizadores socialistas en las principales ciudades de este vasto estado se reúnen para trazar estrategias, planeando esfuerzos de solidaridad. Texas es una de nuestras secciones estatales más grandes del país
, explica Kristian Hernández, una organizadora de Democratic Socialists of America (Socialistas Democráticos de América o DSA), quien también es integrante de la junta nacional ejecutiva de la organización política. La joven mexicoestadunidense, hija de padres oriundos de Guanajuato, agrega que tienen secciones en Dallas, Austin, Houston, el valle de Río Grande y San Antonio, y estamos reconstruyendo la de El Paso
. Aunque Trump ganó las elecciones este año, DSA permanece como una organización progresista con 60 mil miembros a nivel nacional y secciones en los 50 estados.
Pero México y los mexicanos, y generaciones de descendientes, se encuentran en casi todas las esquinas del país. En Milwaukee, Wisconsin, donde los republicanos festejaron su convención nacional con incesante retórica antinmigrante y antimexicana, hay una comunidad de unos 100 mil mexicanos, con una línea de autobús con viajes diarios entre comunidades mexicanas en esa ciudad, Chicago y Charlotte hasta San Luis Potosí, Guadalajara y Morelia bajo el lema: uniendo familias en México y Estados Unidos
. A unas cuadras, un gran supermercado ofrece casi todo producto mexicano imaginable y los mejores tacos de la región.
En Chicago, donde el Partido Demócrata realizó su convención este verano, la cultura mexicana tiene su estampa a través de la ciudad, desde la gastronomía a murales y artes plásticas y por supuesto en la música. Y hasta estatuas de Benito Juárez en pleno centro, el Museo Nacional de Arte Mexicano y las federaciones y clubes de oriundos y los barrios mexicanos de Pilsen y La Villita, entre otros. La mexicanización
de Chicago tiene una historia compleja nutrida por décadas de inmigración de Michoacán, Guanajuato, Jalisco y varios estados más, al punto de que hoy día una de cada cinco personas en esta ciudad se identifica como mexicana.
Contra los abusos
Los inmigrantes mexicanos, junto con sus contrapartes de otros países, han enfrentado una larga y constante historia de ataques, abusos y explotación desde mucho antes del surgimiento de Trump. Hace unos 25 años, la ciudad de Omaha, en Nebraska, fue uno de los centros del debate nacional sobre la inmigración mexicana y ofrece lecciones para esa discusión hoy en día.
Las autoridades migratorias implementaron el programa más exitoso para expulsar a miles de trabajadores mexicanos indocumentados de la industria de procesamiento de carnes, conocido como Operación Vanguardia, una iniciativa que se deseaba aplicar en otros estados y hasta tal vez a nivel nacional. Pero como fue tan exitoso, ante protestas de los empresarios y granjeros del sector por la pérdida de aproximadamente 25 por ciento de su fuerza laboral, los mismos políticos estatales y federales que habían clamado por medidas antimigrantes instaron a las autoridades a frenar el programa. Meses más tarde, la Operación Vanguardia fue cancelada.