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Encuentro mesoamericano o la inutilidad capitalista
¿P

ueden dialogar el mundo indígena, campesino, rural y urbano en la búsqueda de la construcción de un proyecto de vida diferente, compatible y respetuoso para todos?

La respuesta que se desprende del segundo Encuentro Mesoamericano de Resistencia y Movimientos Sociales Alternativos, que tuvo lugar en Acteal, Chiapas, el 7 y 8 de noviembre, es que sí se puede.

La ciudad no debe destruir el territorio indígena y rural, y se debe entender y aceptar que no todos ni todas sueñan con vivir en concreto, en medio de carros, y con un sistema de desarrollo que en nombre del progreso y el crecimiento produce, consume y destruye.

Para encontrar el equilibrio, no hay que sustituir las formas de producción de energía, sino reducir el consumo, cambiar las prácticas de vida industriales, productivas.

Cuarenta organizaciones de Honduras, Panamá, El Salvador, México, Costa Rica y Guatemala debatieron con entusiasmo durante dos días en la zona que es sinónimo de resistencia desde el 22 de diciembre de 1997. El miedo no tuvo cabida en Acteal, la firmeza del camino y el discurso de Las Abejas fue una respuesta contundente al asesinato del sacerdote Marcelo. Por eso no es casualidad que en Acteal ondearan banderas con el rostro de Berta Cáceres, portadas por el Copinh (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), presente en el mitin.

Las distintas organizaciones que han roto el círculo de violencia, miedo y crispación que hoy atraviesa Chiapas comparten demasiadas veces el dolor de la muerte y la violencia sufrida por haber decidido defender el territorio, el medio ambiente y plantear una idea del mundo distinta a la del capitalismo y la hegemonía urbana. Tal vez por eso el miedo nunca estuvo presente en Acteal.

La dignidad, la fuerza y el coraje fueron las constantes en los relatos. La idea de que ante el asesinato y la violencia del capital no hay que detenerse y hay que multiplicar los esfuerzos era rastrera, presente, predominante. Multiplicar las luchas, los mensajes, las ideas frente a la opresión y la violencia ciega, en lugar de aceptar la lógica del miedo y el silencio se repetía una y otra vez, y pocos lugares como Acteal podían ser el mejor escenario para reiterarlo. En este contexto, al final de la reunión se alzó un grito poderoso, lejano geográficamente, pero cercano políticamente: Paremos el genocidio en Gaza.

“Vivimos un momento de extrema inseguridad por la violencia desbordada e incontrolable, crisis climática y grandes retos para los movimientos. El sistema capitalista, racista y patriarcal, ahora aliados o interconectados con el crimen organizado, están llevando a cabo sobre nuestros territorios un modelo extractivo feroz sobre los bienes comunes naturales y culturales. Los megaproyectos asedian nuestra región, así como las políticas neoliberales con el afán de privatizar la vida y todo lo que se encuentra a su paso para incorporarla al mercado; dichas políticas para nosotros, los pueblos, son nuestra destrucción y exterminio. La energía, la salud, la educación, los bosques, el agua, nuestra cultura no son mercancías, sino las condiciones necesarias para la vida digna de los pueblos.

Sin embargo, este proyecto de muerte se topa con los pueblos vivos, que se movilizan y resisten, que buscan nuevos caminos de vida digna. Leemos en el documento final que hace referencia a un próximo encuentro, el tercero, en 2025 en tierra lenca, en Honduras, y a un traslado en noviembre al cuarto Encuentro Internacional de Pueblos Afectados por las Represas y la Crisis Climática, que se celebrará en la Amazonia brasileña.

Salir de la lógica hegemónica del capital y del único modo de vida es una forma de resistencia que no debe confundirse con el primitivismo, sino que debe res-cribir el sentido del progreso: en Acteal, los que no estaban bien fueron acogidos por un grupo de mujeres que practicaban la medicina tradicional y ancestral, sin negar y utilizando también la medicina industrial.

Después de tratar mi dolor de piernas con una mezcla de hierbas y analgésicos, me dicen “puede existir una medicina distinta de la medicina oficial, de la medicina que se desarrolló más en el contexto urbano. Esa medicina ha tenido un avance brutal en los últimos 100 años y ha aportado muchas cosas buenas a la población mundial, también se ha desvinculado gravemente de problemáticas de índole social y de índole espiritual, y de índole emocional.

Es allí a donde yo considero que la medicina tradicional tiene la gran oportunidad de no solamente resistir, sino también expandirse, crecer y prevalecer a través del tiempo. Así, desde Acteal llega una propuesta práctica para unir las diferentes historias y necesidades. Aquí surge el intento de organizar herramientas comunes y dotarse de una caja de trebejos para utilizar cuando sea necesario. ¿En esta unión podemos encontrar una forma de diálogo y organización para construir un mundo diferente, posible y habitable para todos y todas fuera del colonialismo y del capitalismo?

* Periodista italiano