Los 43: reunión para despejar dudas
e ninguna manera será fácil, pero debe cumplirse. El próximo 4 de diciembre la presidenta Claudia Sheinbaum se reunirá con los padres de los 43 de Ayotzinapa y sus abogados.
Aunque mucho o todo está dicho respecto de lo sucedido con esos estudiantes, la historia se ha pervertido, la última vez por la intervención de supuestos o verdaderos especialistas en derechos humanos auxiliados por la laxitud laboral de quien estaba encargado de las investigaciones por parte del Estado.
Con ese escenario, las dudas, infundadas, concluyen algunos, se multiplicaron y se desviaron hasta crear la más absoluta confusión, situación que aprovecharon los abogados para atacar cualquier movimiento que pudiera hacerles perder al cliente.
Y no nos referimos al usufructo monetario que pudieran obtener, sino a las utilidades políticas que consiguen al mantener vivo el conflicto.
Las reuniones de los padres con el gobierno fueron más que duras. Los ánimos se exacerbaron tanto que se llegó a faltas de respeto muy graves en contra del presidente, cosa que de ninguna manera puede ni debe repetirse.
Y decimos el presidente porque López Obrador era eso, el Presidente, es decir, el representante de cuando menos una porción mayoritaria de la población del país.
Debe considerarse, eso sí, la desesperación de los padres de aquellos que nunca regresaron a sus casas y las reacciones que se hacen evidentes durante esas reuniones de las que es casi imposible lanzar otra promesa que no sea: seguimos investigando
, porque pareciera que ya hay poco por hacer.
Pero dentro de todo esto, los abogados, ligados a organismos muy cercanos a la Iglesia, hacen de las suyas y meten dudas sobre algunas conclusiones y otras simplemente las descalifican desde la barrera de los intereses que ellos sí representan y no son, ni por asomo, los de la gente de Ayotzinapa.
Los culpables, bueno, algunos de ellos ya están en la cárcel y otros por recibir los favores de algún juez y las ayudas de ONG, más el silencio de algún funcionario encargado del asunto que no cumplió, se hallan en la calle.
Y curioso, contra esos jueces no ha existido una condena tan contundente ni profunda como se hizo en el pasado reciente contra el gobierno.
La reunión entre los padres y la presidenta Sheinbaum está pactada para el 4 de diciembre si no se presenta algún inconveniente que pudiera suspenderla, cosa que muy difícilmente sucederá.
De todas formas, y ya con el sobreaviso de lo que ha sucedido en las reuniones anteriores, el aparato de gobierno tendrá que tomar las precauciones debidas, sobre todo para anular las provocaciones que, vía abogados, puedan darse en la cita del próximo día 4.
La acusación en contra del Ejército volverá a sonar y será necesario poner sobre la mesa todos los elementos que se requieran para desmentir los señalamientos, pero eso es una tarea más que difícil.
Nadie podrá creer que los verdes no participaron, se diga lo que se diga, porque esa verdad supuesta
ya se encajó en la historia y nadie la va a arrancar. De eso se encargan curas y abogados.
De todas formas, la prioridad es saber qué pasó con los muchachos y luego habrá que hablar del juicio a los culpables, sean quienes sean.
De pasadita
Lo que parece no entender la derecha es que la suma de los fracasos sólo pueden tener un resultado: el fracaso.
El partido de los derrotados no parece tener un buen horizonte político, pero no se trata de eso, lo que se quiere son las prerrogativas. Nada más.