Con despliegue de mansedumbre debutó la ganadería de San Constantino
Lunes 25 de noviembre de 2024, p. a33
Tenmeacá es la expresión mexicana que designa un recurso distractor, sea palabra u objeto, tanto para entrometidos como para menores de edad urgidos de atención, aunque sin propósito de dársela para que de alguna manera se distraiga. En el caso de la alegre empresa de la Plaza México –hartas cantinas y puestos, ninguna galería ni sala de presentaciones–, a falta de talento empresarial taurino, combinaciones al aventón y frases imaginativas como donde la Ciudad de México celebra su pasión
. ¿Qué tal?
Criadores mal y de malas
No se discuten el esfuerzo, desembolsos y buenos deseos de un ganadero debutante, lo que se censura es el protagonismo que anteponen algunos criadores noveles en su afán de figurar y aun de triunfar en una plaza tan importante, sumándose a la corriente de exitismo que en nuestro país envuelve a ciertos sectores, incluido el taurino. Cuando la sensiblería ocupa el lugar de la ideología ocurren estas desviaciones o tentaciones y en el medio taurino sobra la tentación de apurar las circunstancias por encima de las exigencias de una tradición a punto de ser cancelada por misteriosas órdenes.
Ante una pobre entrada que contrastó con los entradones registrados en enero pasado y que la empresa no supo sostener, hicieron el paseíllo el tlaxcalteca Sergio Flores (33 años de edad, 12 de alternativa y 19 corridas toreadas este año), el andaluz Borja Jiménez (32 de edad, nueve de matador y, ojo, 45 tardes en 2024) y el aguascalentense Miguel Aguilar (24 años, dos de alternativa y, ojo, dos corridas en lo que va del año, que así se las gasta el sistema taurino de México con los buenos prospectos), para lidiar ¿con qué merecimientos? Una corrida de la debutante ganadería jalisciense de San Constantino, fundada hace 11 años por Juan Pablo Corona Rivera, exitoso contador, conferencista y entusiasta promotor de escuelas taurinas y de editoriales por Internet.
Y lo que tenía que pasar pasó: cuatro ejemplares muy bien presentados del encaste Domecq y dos reses terciadas de diversas ganaderías nacionales, todos con una característica común: la mansedumbre, en ese afán de criar un toro para el lucimiento facilón del torero y no para la íntima satisfacción del ganadero. Los seis pasaron la otrora emocionante suerte de varas con un solo pujal –puyazo fugaz en forma de ojal– y llegaron a la muleta escasos de fuerza y sosos, a los que había que rogarles
para que hicieran las embestidas en antítesis de la bravura exigente y la acometida emocionante.
Improcedente arrastre
Con todo, el juez de la empresa –la alcaldía Benito Juárez no designa– ordenó improcedente arrastre lento de los despojos del primero de la tarde.
Sergio Flores tuvo detalles con su primer toro y con el segundo astado, con base en colocación y sometimiento, consiguió estructurar una decorosa faena por ambos lados, dejar media estocada y recibir benévola oreja que fue ruidosamente protestada. Siendo Borja Jiménez el torero sensación en España por su actitud y aptitudes, en México lo pusieron de involuntario sinodal de una deslucida ganadería debutante.
Sus 45 corridas toreadas no bastaron para que lograra triunfar con los bueyes de arado de San Constantino. Tras matar de mala manera a su primero, se superó en su segundo, al que logró ligar y templar en algunas tandas. Dejó media estocada en la suerte de recibir y dio una vuelta entre división de opiniones.
Relegado de modo antojadizo, Miguel Aguilar logró salir airoso ante un lote disparejo, debiendo haber cortado la oreja del cierraplaza, si el astado no hubiera tardado en doblar. ¿Dos corridas en 11 meses? Sean serios, carajo.