En el exterior de la oficina del ministro Alberto Pérez Dayán aparecieron ayer carteles que lo acusan de traidor, por haber dado el voto decisivo que el martes impidió la aprobación del proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, que proponía invalidar los artículos torales de la reforma judicial.

Los letreros se colocaron sin nombres de los autores. De manera extraoficial, se dijo que los responsables fueron trabajadores del máximo tribunal, quienes transitan libremente por los pasillos de ese edificio histórico, a diferencia de visitantes e incluso de la prensa, que necesitan autorización.

En otros escritos, también ocuparon el retrato del ex presidente Benito Juárez con la frase que se le atribuye: Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan.

El martes, el pleno de la Suprema Corte discutió durante más de cinco horas, con un receso intermedio de 90 minutos, el proyecto de González Alcántara que invalidaba de la reforma constitucional el cese masivo de miles de jueces y magistrados para que sus cargos sean sometidos a elección popular. Sin embargo, Pérez Dayán sorprendió al anunciar que no apoyaría la propuesta porque opinó que la Corte “no tiene facultad para decir qué es lo que debió llevar o no la Constitución.

Por más que trate de convencerme a mí mismo de lo contrario, resolver en el sentido que propone la propuesta sería, lo digo con todo respeto y exclusivamente en el fuero de mi propia persona, responder a una insensatez, llevada irresponsablemente al texto supremo, con otra insensatez equivalente, al forzar el ejercicio de una facultad que no me fue conferida en el conocimiento de una acción de inconstitucionalidad. Gracias, señora ministra presidenta, dijo.