a oruga política deshilachada, reventada, acribillada por los políticos experimentados, fue rodando de televisión en televisión sin comprender la furia generalizada hasta caer en medio de la televisión inventada, convertida en charco, o la única con la boca abierta en el inicio y despedida de las elecciones.
–¿También tú? –gritó espantada.
–¿Qué va a ser de mí?
–Nada, comerte.
–Déjame vivir, yo seré mariposa y procuraré las delicias de la belleza de mi piel con el arte de mi vuelo…
–¡Estás mal, qué deleite ni qué deleite!
La oruga, más espiritual, sorprendió al público. Se la comía porque era más útil. Mas no se la comía de la cabeza.
¿Por qué los electores después de destrozarla no se la comieron? Ni que le preguntaran a los electores. Éste respondió:
–Te han lastimado por envidia.
–¿Por envidia? –preguntó muy confundida la oruga.
–Claro, te envidiamos porque quieres dejar de arrastrarte para volar, por eso, se te odia, porque lo más desagradable eres tú. ¿Qué es eso de querer volar en el juego de quién es el mero mero
?
Mariposeó al ritmo de la música tallada… y su contrincante como oruga de feria, ni sus ayudantes se comieron. Salieron los votantes utilitarios sobre la posibilidad de que la oruga se metamorfoseara en mariposa amarilla en el vuelo desde el que contemplaba al cucaracho…