SCJN, sin facultades para modificar la Constitución
l proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara propone que la Corte, siendo la primera que debe obedecer la Constitución, se permita juzgar si debe o no aplicarse la ley suprema, lo que está totalmente fuera de sus atribuciones. Lo sabe quienquiera que haya estudiado tantito derecho.
En elecciones democráticas triunfó la presidenta Sheinbaum; en la Cámara de Diputados y en la de Senadores tienen mayoría calificada Morena y aliados, así como en 27 congresos locales. Realizaron una reforma judicial conforme con el artículo 135 constitucional. La Corte no tiene facultad alguna para modificar la Carta Magna.
La cuestión es clara, pero a pesar de ello determinados jueces y medios de desinformación corean que hay que acatar
por fuerza lo que dicten los togados. ¿Implantar la dictadura de ocho ministros de la Corte? Es de risa. La cuestión es clara, tanto como lo es el total desprestigio de jueces corruptos y de medios de comunicación que desinforman. ¿Quieren un golpe de Estado para revertir la transformación que votó el pueblo? ¡¿Quieren negociar la ley?! Como ellos mismos dicen: “la ley es la ley … y hay que cumplirla”. ¡Acaten, ministros de la Corte!
Pablo Moctezuma Barragán
PJF carece de la fuerza para someter a poderes Ejecutivo y Legislativo
Los ministros no pueden convencer ni vencer. Intencionalmente he alterado la famosa frase de Miguel de Unamuno a fin de darme a entender discursivamente hablando. En segundo, quiero resaltar que de modo alguno soy ni pretendo ser un jurista; no obstante, declaro ser uno más de los millones de víctimas directas e indirectas de la corrupción judicial.
Lo que sí soy es un sociólogo y como tal comparto –como cualquier otro abogado– mucho de lo que aprendí de la teoría del Estado; en particular, la importancia del consenso y la coerción que contiene cada norma o ley y del Estado mismo.
Por cuanto se refiere al consenso de modo alguno, afirmo, lo consiguieren los ministros actuales. Sencillamente porque han sido nuestros victimarios y, más recientemente, han incurrido en decenas de contradicciones, antinomias, mentiras, falacias, verdades a medias y un amplio etcétera que en nada abonan al consenso previamente acordado y establecido: la ley es la ley
.
Mientras, por cuanto se refiere a la coerción: hay en ocasiones que algunos pretenden, conscientes o no, ir en contra de las reglas acordadas en las normas, la ley y el Estado, por lo que el aparato de gobierno se ve obligado a echar mano de la fuerza –El Estado es el monopolio de la legítima violencia
, Max Weber– para establecer el orden.
En tal sentido, no basta con que pretendan afirmar y/o calificar de delincuentes a la presidenta Claudia Sheinbaum y/o cualquiera de los integrantes actuales del Poder Legislativo. Porque, sencillamente, la Corte ni ninguno de sus ministros tienen la fuerza como para hacerlo por sí mismos. Para eso existe la policía municipal, estatal o federal, la Guardia Nacional o el Ejercito.
Gustavo Avelar Jáuregui
Pueblo otomí alza la voz en apoyo a Palestina
Los abajo firmantes, integrantes del pueblo otomí de San Cristóbal Huichochitlán, Toluca, estado de México, manifestamos nuestro repudio sobre los bombardeos que las fuerzas israelíes realizaron al hospital Kamal Adwan, en la franja de Gaza, territorio palestino.
En este sentido, manifestamos que los otomíes de Huichochitlán no podemos continuar con la cultura de indiferencia e impotencia que predomina en nuestro mundo racionalizado por la modernidad occidental.
Ante estos hechos irracionales, tomamos conciencia al respecto, reivindicamos la hermandad entre estas comunidades de vida; frente al contexto de genocidio y posible guerra nuclear que impone el imperialismo, junto con el Estado sionista de Israel, en búsqueda del exterminio del pueblo palestino.
Lo anterior, porque el Reloj del Apocalipsis marca 90 segundos para la medianoche.
Gregorio Zamora Calzada y Ma. de Jesús Araceli García Millán
Corona enlodada
Por el mundo atestiguada
en Valencia otra ocasión
del nunca pedir perdón
de una corona enlodada.
Benjamín Cortés V.