Martes 15 de octubre de 2024, p. 10
La segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolverá este miércoles la demanda de amparo interpuesta por Televisión Azteca en contra del Reglamento Sanitario en materia de publicidad que establece la obligación de solicitar permiso a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para la transmisión de publicidad de alimentos y bebidas no alcohólicas. El proyecto de sentencia plantea rechazar la petición de la empresa y priorizar el interés superior de la niñez y adolescencia.
En conferencia, Ana Larrañaga, integrante de El Poder del Consumidor, afirmó que desde hace más de 15 años existe la evidencia científica sobre la baja calidad nutrimental de los alimentos y bebidas que se anuncian en medios de comunicación, salas de cine e Internet, así como del impacto que su consumo ha tenido en la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta al país.
De ahí la importancia de que la Corte rechace la demanda de amparo de la televisora y respalde la obligación contenida en el reglamento –vigente desde septiembre de 2022– de solicitar permiso a la agencia sanitaria para la transmisión de publicidad de dichos productos.
Televisión Azteca alegó que el ordenamiento afecta la competencia económica, limita su libertad de trabajo y comercio, además de que contraviene la Ley Federal de Telecomunicaciones al discriminar en la venta de espacios publicitarios.
Este asunto y otros tres relacionados con el mismo tema, de las empresas Ricolino, Botanas y Derivados y Mondelez, están incluidos en la lista de casos que resolverá este miércoles el máximo tribunal del país. El proyecto de sentencia del caso de Tv Azteca, a cargo de la ministra Lenia Batres, señala que el reglamento es congruente con la Constitución y la ley de salud, pues garantiza la protección y el interés superior de niños y adolescentes.
Destaca que por encima de los intereses comerciales se coloca el interés superior de la niñez y la adolescencia.
Larrañaga comentó que existe un alto riesgo de que los espectadores piensen que el contenido de la publicidad puede ser realidad, como ocurre cuando afirman que el consumo de cierto producto garantiza el crecimiento de los niños o que los hace más fuertes. Más todavía si se acompañan de personajes que los pueden influenciar (artistas o animaciones).