Martes 15 de octubre de 2024, p. 9
La moda musical de finales de los años 70 ha sido el horroroso goteo de la música disco. Hasta ahora, porque últimamente hubo rumores de extraños actos en los márgenes delmundo musical. Violencia en los conciertos por parte de los grupos y la audiencia, editoriales indignadas en los periódicos matutinos, entrevistas con lenguaje ofensivo en la televisión en vivo y discográficas asustadas, devolviendo contratos más rápido de lo que un chimpancé arroja una papa caliente, extraños estilos de ropa cortada, maquillaje repulsivo, parafernalia bondage y, por supuesto, música sucia y primitiva, que tiene poco que ver con lo que las estaciones de radio han arrojado en nuestras orejas por lo que parece una eternidad.
Es hora de que apretemos el push y mandemos a los suciamente ricos pedorreros del rocanrol a los hogares de retiro de Florida a los que pertenecen. Que toquen para los abrigos de piel y el público geriátrico en el Sheraton; dejen que recuerden los buenos días, en los que hubiesen preferido morir antes que ser vistos con la sociedad de la farándula. Y que se caguen los pantalones de envidia. Como dice The Clash: Ni Beatles ni Elvis ni Rolling Stones en 1977
.
El editorial de la revista Slash, de Los Ángeles, firmado por el periodista Claude Bessy en mayo de 1977, con The Damned en la tapa, da una idea del contexto en el que nació el punk rock, cuando las estrellas de rock y el nuevo establishment musical eran una novedad. Los integrantes de The Damned fueron parte fundamental de esta renovación, de hecho tuvieron el primer single de punk rock en Inglaterra antes que Sex Pistols y The Clash: New Rose celebrara el nuevo estilo equiparándolo a una deslumbrante relación sexual insólita; si anteriormente el medio era tedio
, como cantaba el olvidado grupo Desperate Bicycles, The Damned expresaba en su canción todo lo contrario, la certeza de haber encontrado su forma de comunicación. En más de una reseña se señaló que si bien The Damned fue parte de ese recambio, New Rose comenzaba con una cita del grupo de chicas de los 60 The Shangri-Las: ¿Realmente está saliendo con él?
. La pregunta sugiere el escenario clásico de la comedia adolescente gringa, aunque también es un guiño al productor de las Shangri-Las, George Shadow Morton, quien fue revindicado por sobre Phil Spector por varios adictos a su música.
The Damned siempre fue menos político que The Clash y no tan nihilista como Sex Pistols, y sobrevivió a través de los años por la renovación de su música, cambios de estilo que lo mantuvo tocando algo más que su primer disco una y otra vez.
Desde el comienzo, los miembros de la banda tuvieron la capacidad dereírse de ellos mismos, algo de lo quecarecieron muchos de sus colegas. Su formación original: Dave Vanian en voces, Raymond Burns o Captain Sensible en bajo, Brian James en guitarra, y Christopher Rat Scabies Millar en batería.
Al igual que The Cramps, The Damned era más que un grupo, venía acompañado de referencias al cine clase B, a la ropa usada con estilos considerados viejos a finales de los 70 y música poco conocida de bandas que no llegaron a grabar un disco de larga duración y que mucho menos estaban destinadas a tener éxito comercial.
En un sentido general se trata del punto de vista del antihéroe aplicado al consumo cultural, un trayecto solitario contra los ranking de éxitos. Un buen ejemplo de los predecesores de The Damned es el solista británico Screaming Lord Sutch, quien desde el escenario prefería aterrorizar a las jóvenes antes que enamorarlas, cantando sobre Jack el destripador con una mirada enloquecida.
Music for Pleasure (1977), su segundo disco que, contenía pistas de fusión entre el punk y el heavy metal que vendría en los años posteriores, fue un fracaso malinterpretado por la crítica. El elegido para la producción fue Nick Mason, de Pink Floyd, aunque originalmente intentaron contactar a Syd Barrett, quien para la época ya era un recluso en su propio hogar londinense.
El periodista británico Nick Kent escribió una crónica sobre el genio loco del primer Floyd, en la que un Barrett paranoico no le abre la puerta a The Damned, acaso asustado por la perspectiva visual de dejar entrar a unos cuantos punks a su casa.
En Machine Gun Etiquette (1979), su tercer disco, ya comenzaron a despegarse del sonido de su debut, canónico para otros grupos a lo largo de las décadas. En este LP mostraron una habilidad para la canción pop que los acompañaría en sus discos de los 80. Entre los colaboradores a lo largo de su carrera hubo integrantes de los clásicos del punk australiano, The Saints, y del grupo de pub rock Eddie & the Hot Rods; en su alineación también estuvo Patricia Morrison, de The Bags y The Gun Club.
Siempre diferentes, siempre iguales
fue la definición del DJ John Peel sobre The Fall y lo mismo puede decirse de The Damned, que a través de los años sonó abiertamente nuevaolero: tenía sus partes de piano, de guitarra más elaboradas que las del punk promedio, como en The Black Album (1980), y hasta una introducción de saxo chillón en Street of Dreams, de Phantasmagoria (1985), que los emparentó con el rock gótico, aunque la conexión estaba desde el principio con el look de vampiro de Dave Vanian.
Si se toma en cuenta Strawberries, de 1982, sacamos la conclusión de que The Damned es un caso único en la escena punk de finales de los años 70, ya que sacó una considerable cantidad de discos más que consistentes en la década que le siguió a la de sus comienzos.