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Entre luces de neón y lluvia de papel dorado, The Killers sacudieron el estadio GNP
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▲ Brandon Flowers, en un momento de la presentación en el foro renovado del oriente.Foto cortesía Ocesa
 
Periódico La Jornada
Martes 8 de octubre de 2024, p. 9

La banda The Killers demostró que somos humanos, pero con más fuerza somos danzantes, miles de voces que desprenden la emoción en alto. Cierra los ojos, despeja la mente. Dale mis saludos al alma y al romance, sonó la voz del desierto desde Las Vegas, con el segundo concierto de los estadunidenses en el Estadio GNP Seguros el pasado domingo, donde Human –la tercera canción de la noche– fue uno de varios momentos climáticos.

A las 21 horas con un minuto se apagaron las luces del renovado foro en el oriente de la Ciudad de México. Entre humo y blancura cegadora, retumbó Así habló Zaratustra, de Strauss, cuando brillaron los primeros acordes de guitarra de Mr. Brightside, que inmediatamente aumentó la exaltación.

Hace dos décadas esta canción abrió el camino de la banda en Nevada, éxito que los catapultó a la fama y que se incluye en su primer disco Hot Fuss. El vocalista Brandon Flowers, de traje color vino, encabezó la fiesta por dos décadas de trabajo y siete álbumes, y de ir y venir de sus integrantes. Persisten el guitarrista Dave Keuning, el bajista Mark Stoermer y el baterista Ronnie Vannunci Jr., grupo, que como los inventos más geniales, salió de mentes jóvenes en un garaje.

Las dos presentaciones en el antiguo Foro Sol forman parte de la gira The Rebel Diamonds, que luego llegará a Monterrey y Querétaro en el Festival Pulso y continuará en Australia. Ayer, el grupo de rock ofreció su último concierto en la capital del país, pero en el Teatro Metropólitan, con boletos disponibles para usuarios de Citibanamex.

Carismático, atractivo, con una sonrisa irresistible, Brandon Flowers convocó a cantar para celebrar 20 años de carrera, Estos son The Killers. Gracias por su pasión, gracias por su cariño, gracias por sus voces. Canten conmigo, dijo para suscitar brazos en alto y la destrucción total de más de 45 mil gargantas con The Way it Was. Continuaron Quite Town, Somebody Told me y Smile Like You Mean It.

Lo que sucede en Las Vegas esta vez llegó a la Ciudad de México: luces neón, lluvia de papel dorado y una pantalla gigante como telón de fondo en la que se desplegaron imágenes brillantes de nubes y paisajes de dunas, cactus y yucas (o Joshua Trees), ocasos dorados, pero también juegos geométricos de ritmo veloz. Una letra K, con pequeñas bombillas, adornó la disposición de los músicos y el constante deambular del líder vocalista.

Un momento especial fue cuando la cámara apuntó a fanáticos en primera fila mostrando carteles. Entre la apretujada multitud se eligió a uno para subir al escenario. El afortunado, Salvador Santiago, tomó lugar en la batería e interpretó con la banda For Reasons Unknown por unos minutos y la audiencia enloqueció más. Temas como Bones y Read My Mind no dejaron que bajara la energía.

Casi himno de la banda no podía faltar: I have a soul, by I am not a soldier, estribillo de All These Things that I’ve done, que llegó hacia el final. Casi dos horas de música dieron vida a estos roqueros del desierto con la noche nublada que perdonó un aguacero. Fueron en total 21 canciones. Esperamos que hayas disfrutado tu estancia. Es bueno tenerte con nosotros, aunque sea sólo por un día, fueron las últimas palabras del grupo.

Mención especial es para la banda escocesa Franz Ferdinand, encargada de abrir el escenario hora y media antes que sus colegas estadunidenses, con quienes comparten fecha de surgimiento con Take me Out, que no faltó. Alex Krapanos, uno de los mejores frontman del rock, presumió la espalda de su sudadera color rojo satinado, adornada con una virgen de Guadalupe.

Con una hora de guitarrazos y 14 canciones iniciaron una noche de pólvora, de bailar, cantar y grabar con el celular.