Con 50 testimonios de familiares de desaparecidos en el estado de Veracruz, la académica del departamento de ciencias sociales y políticas de la Universidad Iberoamericana, Yael Siman, publicó junto con el investigador estadunidense, Matthew Hone, el libro Víctimas, Activistas en México: movilización social y política en contextos de violencia extrema y desaparición.

Esa entidad, dice en entrevista Siman, tiene 7 mil desaparecidos oficialmente inscritos en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y hay entre 27 y 40 colectivos de familiares de esas víctimas.

El ejemplar, escrito en inglés, analiza la resistencia de las familias, detalla la coautora. Decidimos enfocar el estudio en la lucha de las familias para mostrar cómo la desaparición de una persona genera un quiebre de todo el hogar.

Cabe precisar que no es lo mismo resistir en Xalapa o en el puerto de Veracruz, que resistir en Tierra Blanca, Coatzacoalcos, Poza Rica, ni se diga en los municipios del estado donde no hay colectivos. Hay lo que llamamos cultura del silencio, por el miedo que hay para movilizarse públicamente, señala.

La académica puntualiza que un tipo de resistencia es el que llamaron los autores confrontando el mal radical, que se relaciona con la búsqueda forense y de la persona. Agrega que en las fosas con hallazgos de restos humanos con frecuencia los cuerpos no están completos, sino en pedazos. Eso da cuenta de la barbarie, de la crueldad.

Prácticas de no violencia

Otra forma de oposición es la articulación de las propias familias. Lo llamamos condiciones, afectos, en movimientos de las víctimas. En esos espacios se delinean las prácticas de no violencia que tanto promueven los afectados, ya que te dicen: nosotros hemos enfrentado la violencia, lo menos que queremos es más violencia.

Siman da a conocer que un tercer tipo se dirige más a la sociedad. A nosotros, a la gente común. Lo llamamos socialmente humanizante porque lo que busca es darle visibilidad a las personas desaparecidas, en esta estrategia se hace uso de las fotografías, con nombre y apellido, además de fecha de la desaparición.

El último tipo de resistencia tiene que ver con el Estado y los actores no estatales. Lo llamamos políticamente tanto rutinario como contencioso. Esta forma va más dirigido al Estado y a las personas que pudieran ser cómplices.