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Festejan 90 años del Palacio de Bellas Artes, testigo de la persistencia del genio creativo

La OSN dio un concierto ante una multitud emocionada y decidida a formar parte de la historia

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▲ El repertorio dirigido por el maestro Ludwig Carrasco estuvo acompañado por el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.Foto Aldo Vargas
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de septiembre de 2024, p. 3

Una tarde lluviosa abrazó a la Ciudad de México, pero ni el inclemente tiempo logró opacar el brillo de uno de sus mayores íconos: el Palacio de Bellas Artes. El majestuoso edificio celebró este domingo su 90 aniversario, con una multitud decidida a formar parte del momento histórico.

A las 15 horas, el vestíbulo comenzó a llenarse rápidamente de murmullos y pasos ansiosos. El imponente recinto, con sus columnas art nouveau y detalles neoclásicos, seguía asombrando a quienes cruzaban sus puertas. En la sala principal, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), con dirección de Ludwig Carrasco, ya afinaba los instrumentos.

El peso de la historia está aquí, esa sombra de los gigantes que han pasado por estas tablas, comentó en entrevista el maestro Carrasco, visiblemente emocionado, momentos antes de tomar la batuta. Para él, este concierto no era un acto más, sino un tributo al legado que ha hecho del palacio el epicentro de la vida artística mexicana.

El programa de la noche fue un homenaje a los grandes compositores nacionales. Desde la delicada México (Galopa), de Ángela Peralta, con la orquestación del maestro Arturo Márquez, hasta la enérgica Sinfonía india, de Carlos Chávez, y, por supuesto, los inolvidables Huapango, de José Pablo Moncayo, y Suites de mambo, así como fragmentos de bailes regionales, piezas que desataron oleadas de aplausos que parecían interminables.

Pero la música no fue el único deleite de la velada. El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, dirigido por Salvador López, transformó el escenario en una paleta de colores vivos. Los bailarines, con sus trajes tradicionales, se movían con tal precisión y elegancia que cada giro, cada zapateado, arrancaba gritos y ovaciones de los presentes, que incluso los hicieron partícipes del baile. Conmovido, un joven exclamó: Esto es México, esto es nuestro.

La soprano María Katzarava fue la sorpresa de la noche. Su voz poderosa dejó a los asistentes sin aliento durante su interpretación de Si nos dejan, mientras una mujer comentaba con admiración: Es una de las voces más bellas del país. Así, Katzarava se sumó a la ilustre lista de figuras que han pisado este escenario, como María Callas, Plácido Domingo, Rafael Méndez, Carlos Chávez, Lila Downs, Sofia Gubaidulina y Juan Gabriel.

La jornada culminó con las tradicionales Mañanitas, y Soy puro mexicano, de Pedro Vargas, a cargo de un mariachi.

Afuera, la lluvia continuaba, pero eso no impidió que los asistentes salieran a tomarse fotos frente al imponente palacio, resplandeciente bajo la luz de las farolas. El mal tiempo no desanimó a nadie; al contrario, la ocasión fue tan peculiar, que unos cuantos charcos no iban a robarles la oportunidad de inmortalizar el momento.

El Palacio de Bellas Artes sigue siendo destino obligado para quienes visitan la capital mexicana. Forma parte de nuestro folclor y de la identidad cultural del país, comentó Isabel Moreno, visitante de 70 años.

A pesar de las vallas que rodean el edificio, instaladas en meses recientes por diversas causas, el recinto conserva su magnetismo. Vale la pena venir, siempre.

Declarado patrimonio de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en 1987, el Palacio de Bellas Artes es mucho más que un hermoso inmueble. Es un espacio que ha albergado lo más destacado del arte mundial y que, tras 90 años, continúa siendo un emblema cultural que identifica a México en el mundo. Su construcción, que comenzó en 1904 y duró tres décadas, es testimonio de la resistencia del tiempo y del arte.

Además de las presentaciones artísticas, la celebración del 90 aniversario incluyó una vasta programación a lo largo del año. Una de las actividades más recientes fue la emisión de un timbre postal conmemorativo, que rinde homenaje a este emblemático espacio. Asimismo, la lectura dramatizada de La verdad sospechosa, obra de Juan Ruiz de Alarcón, con la que se inauguró el recinto en 1934, evocó sus primeros días de gloria.

La exposición multidisciplinaria 90 años, Palacio de Bellas Artes: Memoria de arte y arquitectura reúne 161 piezas arqueológicas rescatadas en el terreno donde se construyó el edificio, así como en trabajos subterráneos realizados en 1993.

Lucina Jiménez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), destacó que es un espacio que identifica a México en el mundo, pero siempre es apasionante escudriñar esta memoria, esta relación entre arte y arquitectura.

Al final de la velada, mientras la multitud se dispersaba y las luces del palacio brillaban contra la neblina, quedaba una sensación clara: este ícono cultural, a pesar de los años y la modernidad, sigue siendo el corazón artístico de México, donde cada visitante, por primera o enésima vez, es parte de su historia.