El luchador social y docente José González Figueroa, fundador de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), recibió un cálido homenaje de amigos, familiares, ex alumnos y compañeros de lucha que reconocieron su trayectoria magisterial de más de medio siglo, en la que forjó a generaciones de estudiantes.

Para vivir, los necesito a ustedes, expresó con una amplia y jovial sonrisa el profesor nacido hace 84 años en Copala, Guerrero, quien portaba su inseparable boina.

Con esa brillantez, destacó que después de mucho tiempo se rompe una pesadilla que habíamos vivido de que a las mujeres se les marginaba, particularmente con Vicente Fox, quien –recordó– las llamó lavadoras de dos patas.

Sin embargo, ahora, destacó, a partir de este primero de octubre México tendrá a la primera mujer presidenta con Claudia Sheinbaum, a quien definió como una joven luchadora y valiente.

Reunidos ayer en la Telesecundaria 190, ubicada en ciudad Nezahualcóyotl y de la que González Figueroa fue director, camaradas, alumnos y compañeros docentes resaltaron sus luchas por los derechos no sólo del magisterio, sino de obreros y campesinos, y agradecieron lo que ha hecho por la educación en México, ya que es un fundador de escuelas.

Música, trajes típicos y bailes regionales envolvieron el homenaje. A su arribo, fue recibido con vítores y algarabía; se dejó querer por su pueblo, escuchó voces, estrechó manos de quienes ansiaban saludarlo, posó para la foto y con el puño izquierdo en alto soltó: compañeros de toda la vida, aquí estamos.

Nunca ha dejado de ser rebelde

En el acto, Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de esta casa editorial, definió a González Figueroa como un gigante de la lucha magisterial y rememoró su formación en escuelas normalistas.

Enseguida contó una anécdota, alguna de las tantas que ha vivido en su entrañable amistad de más de 45 años. El líder del movimiento magisterial democrático y uno de los principales dirigentes disidentes del valle de México, aprendió a leer y escribir a los 13 años de edad en Acapulco, fue vendedor en la playa y tuvo que sufrir las humillaciones de los gerentes en los hoteles donde trabajaba.

Un día, narró, renunció a uno de esos empleos con mucha dignidad, porque el gerente gringo le pidió un café, quien en forma de burla metiendo el dedo en la taza para reclamar a González Figueroa la falta de la cuchara que olvidó.

Después, recordó, se fue a la ciudad de Iguala, para estudiar la carrera de maestro en el Centro Regional de Educación Normal. Había sólo 500 plazas, de las cuales consiguió una de entre los 5 mil aspirantes.

El profesor Sergio Jerónimo Sánchez destacó que su compañero y amigo nunca ha dejado de ser rebelde, nunca ha dejado su visión crítica de las cosas; aun en el propio movimiento siempre ha dicho la verdad.

En el plantel educativo, donde fue develado un mural en su honor, González Figueroa dejó un legado y pidió a sus sucesores: encaminar a los niños con fervor a las culturas y hacerlos que tengan una vida digna y llena de posibilidades.