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Putin se reúne con los miembros de la junta de contención

Rusia hace ajustes a su doctrina para lanzar un ataque nuclear

Hasta ahora el país se rige por la norma de no ser el primero en recurrir al arsenal atómico // Tomará en cuenta nuevas amenazas a la seguridad

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▲ El presidente ruso, Vladimir Putin, ayer en la reunión con la junta permanente de contención nuclear, en el Kremlin.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 26 de septiembre de 2024, p. 31

Moscú. El líder ruso, Vladimir Putin, convocó ayer a los miembros de la junta permanente de contención nuclear, que se reúne dos veces al año, para actualizar los fundamentos de la política del Estado en materia de disuasión atómica y, en primer término, ajustar bajo qué condiciones específicas Rusia podría recurrir a su arsenal de este tipo.

Estas reuniones, por razones obvias, se celebran a puerta cerrada y el Kremlin sólo facilita las breves palabras del presidente al comenzar la sesión, de las cuales queda claro que Rusia, ante la cambiante situación política y militar en el mundo que debe tomar en cuenta las nuevas amenazas y riesgos para su seguridad, hace tiempo que concluyó que es indispensable renovar nuestros enfoques sobre el posible uso del armamento nuclear.

El mandatario enfatizó que, en la nueva redacción del documento, se plantea que una agresión contra Rusia por parte de cualquier Estado no nuclear, pero con la participación o el apoyo de un Estado nuclear, se considere un ataque conjunto contra Rusia.

Al respecto, se fijan con precisión las condiciones en que Rusia puede utilizar sus armas nucleares y vamos a sopesar esa posibilidad cuando tengamos información fiable acerca del comienzo de un ataque masivo con recursos aéreos y espaciales; me refiero a aparatos de la aviación táctica y estratégica, misiles de crucero, drones, artefactos aéreos hipersónicos y de otro tipo, adelantó Putin.

El Kremlin también se reserva el derecho de utilizar sus armas nucleares en caso de una agresión contra Rusia y (su aliado) Bielorrusia, incluso si el enemigo, usando armas convencionales, crea una amenaza crítica a nuestra soberanía.

Hasta ahora uno de los principios esenciales de su doctrina nuclear ha sido que Rusia no será la primera en usar el armamento nuclear, lo que podría quedar anulado de crearse esa amenaza crítica, formulación ambigua que deja un amplio margen a la interpretación.

La celebración de esta reunión cuando está por aclararse si Estados Unidos y sus aliados traspasarán la enésima línea roja de Rusia respecto al uso de sus misiles de largo alcance contra territorio ruso es –opinan los expertos– un factor más de presión por parte de Moscú, pero no la respuesta más dura, como podría ser la reanudación de las pruebas nucleares o el suministro de misiles a un grupo armado que pudiera crear una amenaza similar a Washington u otros países de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

Mientras, la víspera de que el presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, presente en Washington a su colega estadunidense, Joe Biden, su llamado plan para la victoria –una relación de ambiciosas peticiones que pretende forzar a Moscú a aceptar las condiciones de Kiev para sentarse a negociar el fin de las hostilidades–, el Kremlin calificó ayer de error fatal pensar que es posible imponer la paz a Rusia.

La posición, basada en el intento de obligar a Rusia (a aceptar un arreglo político que no tome en cuenta sus intereses), es un error absolutamente fatal porque es imposible imponer la paz a Rusia y tendrá serias consecuencias para el régimen de Kiev, afirmó su portavoz, Dimitri Peskov.

Según él, Rusia desea la paz, pero si se garantiza su seguridad y se cumplen las metas fijadas para la operación militar especial. Sin lograr esos objetivos, insisto, no es posible imponer nada a Rusia.

A mediados de junio pasado, el presidente Putin formuló las condiciones del Kremlin para declarar un inmediato alto el fuego e iniciar negociaciones: que Ucrania acepte retirar sus tropas de las cuatro regiones que Rusia, aun incompletas, se anexionó (Donietsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia) y anuncie su compromiso vinculante de renunciar a su ingreso a la OTAN, entre otras obligaciones. Para Kiev se trata de una exigencia de capitulación inaceptable.

En ese contexto, Zelensky requiere que Biden, como principal sostén de Ucrania, dé luz verde a su llamado plan para la victoria, que entre las demandas militares incluye la autorización de usar los misiles de largo alcance (en un rango de 300 a 450 kilómetros) de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y, también hipotéticamente, Alemania, asunto que el titular de la Casa Blanca tratará con sus colegas de esos países en una reunión cuatripartita dentro de unos días en Berlín.