Nueva York y Washington., Funcionarios y voluntarios electorales locales, organizaciones de derechos civiles, fiscales, jueces y hasta periodistas viven bajo amenazas de muerte e intimidación, parte de un clima de violencia política que incluso genera preocupaciones entre algunos expertos por la posibilidad de una guerra civil en torno a la disputa electoral.

Las amenazas y el cultivo de la violencia política es generada por Donald Trump y sus simpatizantes ultraderechistas en todo el país. El candidato republicano rehúsa comprometerse a respetar el resultado electoral si no gana, e insiste en que no perdió la contienda de 2020, que culminó el 6 de enero de 2021 con un asalto violento al Capitolio por trumpistas para frenar la certificación de esos comicios, en lo que varios han llamado un intento de golpe de Estado.

Ese acto de violencia política no tiene precedente en la historia del país. Más de mil 500 personas han sido procesadas penalmente por ese hecho, en el que unos 140 policías resultaron heridos (uno murió a consecuencia de ese incidente). El entonces presidente fue sujeto a un impeachment por su incitación de ese acto y enfrenta un juicio criminal federal por lo mismo. Sin embargo, hoy día en casi todos los actos públicos de su campaña, Trump pone una grabación del himno nacional cantado por los presos convictos por participar en ese asalto, el llamado Coro J6, afirma que son grandes patriotas y sugiere que serán absueltos si él llega a la Casa Blanca.

Con ello, Trump continúa nutriendo la idea de que esta elección –si él no gana– ya está viciada, alegando sin pruebas que sus contrincantes están empadronando a inmigrantes ilegales por todo el país, que las autoridades electorales locales y estatales son corruptas y no habrá un resultado confiable. Al minar la credibilidad del sistema electoral, Trump también ha amenazado que cuando gane, perseguirá penalmente y de manera masiva a funcionarios electorales corruptos, o sea, todo político, funcionario y oficial que se atrevió a cuestionar su legitimidad esta vez y en 2020. Abiertamente ha dicho que utilizará al Departamento de Justicia contra sus enemigos políticos, incluido el actual presidente, y que serán sujetos a largas penas de cárcel.

Donald Trump está haciendo muchas amenazas públicas de que usará el sistema legal para castigar a sus enemigos, los cuales parecen ser cualquiera que se le oponga. Esta conducta no tiene precedente en la historia de campañas electorales, amenaza a todas nuestras libertades y viola nuestro imperio de ley básico, comentó el ex subprocurador general y subsecretario del Departamento de Justicia Donald Ayer, quien ocupó ese cargo con el presidente George W. Bush, en entrevista con The Guardian.

Después de un intento de asesinato de Trump en un mitin en julio y otro aparente intento parecido este mes en uno de sus campos de golf, el ex mandatario y sus aliados han buscado culpar a los demócratas por estos actos, acusándolos de que están fomentando la violencia política al señalar que Trump sería una amenaza a la democracia. El republicano, en lugar de bajar el tono hostil, revira que “ellos son las amenazas a la democracia… yo estoy intentando salvar al país” ante sus contrincantes marxistas, socialistas. Ahora se refiere a la candidata demócrata Kamala Harris como la camarada Kamala, y recién acusó que por esta retórica de izquierda comunista, las balas están volando, y sólo empeorará.

No cesan los casos de personas que envían mensajes a políticos y funcionarios amenazando sus vidas, las de sus colegas y asistentes, muchas veces refiriéndose a que tienen preparadas sus armas de fuego. Las autoridades reportan que amenazas contra jueces federales se han duplicado en los últimos tres años, la policía del Capitolio ha investigado más de 8 mil casos de amenazas contra legisladores el año pasado, y este tipo de incidentes siguen creciendo en el curso de este año. El Departamento de Justicia ha presentado cargos en aproximadamente 700 casos de amenazas durante los últimos dos años, 400 de los cuales eran contra jueces, políticos, fiscales y otros funcionarios públicos, reporta el Wall Street Journal. Estos últimos dos años han visto el número más alto de casos federales contra quienes amenazan a funcionarios, con 78 acusados en 2023 y otros 72 hasta la fecha, reportó Reuters. La secretaria de Estado de Colorado, Jena Griswold, refiere que ha recibido más de mil amenazas serias, incluyendo de muerte, en el último año.

Mientras, la FBI investiga paquetes sospechosos enviados a funcionarios electorales en más de 12 estados, reporta la agencia Ap.

Sondeos de expertos registran un número creciente de personas que creen que la violencia política es justificable para lograr el retorno de Trump a la Casa Blanca. No ayuda cuando figuras con amplia presencia en las redes como Elon Musk, dueño de X, expresan que “a menos de que Trump sea electo, America caerá en una tiranía”, y unos pocos días antes escribió: y nadie está ni intentando asesinar a Biden/Kamala (después borró el tuit y dijo que estaba bromeando).

Contra los medios

Por otra parte, Trump y sus fanáticos continúan señalando a los medios como el enemigo del pueblo, y en sus mítines casi siempre hay un momento en que desde el podio señala a la sección de medios para criticarlos y acusarlos de todo mientras los asistentes gritan insultos. Esto ha llegado a tal nivel que el Comité de Protección de Periodistas está ofreciendo guías a medios de cómo cuidar a sus reporteros, incluyendo la seguridad física, legal, cibernética y sicológica de éstos, durante esta recta final de la elección (https://cpj.org/es/2024/04/elecciones-presidenciales-del-2024-en-estados-unidos-kit-de-seguridad-del-periodista/).

Ni los famosos están exentos. Odio a Taylor Swift, fue el mensaje de Trump luego de que la estrella pop más influyente del país endosó a la demócrata Kamala Harris. Comentó que ella pagará un precio por eso en el mercado. Aliados de Trump habían comentando que éste estaba planeando una guerra sagrada contra Swift si se atrevía a respaldar a su contrincante.

Expertos dicen que este escenario es extraordinario en supuestas democracias avanzadas en el mundo y que es preocupante que la violencia política se esté normalizando en Estados Unidos, el autoproclamado campeón de la democracia en el mundo.