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Valentín Rincón capturó en su música lo maravilloso de crecer y descubrir el mundo

Familiares y amigos velaron ayer al compositor y lamentaron el vacío que dejará su fallecimiento

 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de septiembre de 2024, p. 3

El fallecimiento del músico y compositor Valentín Rincón, el pasado martes, deja un hueco que va a ser muy difícil de llenar, comentaron a La Jornada familiares y amigos de quien fue artífice del grupo Los Hermanos Rincón, fundado en 1971.

Con más de 20 discos de melodías para niños, el conjunto capturó lo maravilloso de crecer y descubrir el mundo, además de forjar la educación sentimental de muchísimas generaciones en el país, mediante nociones de la escuela activa, en la que los pequeños son formados como personas con valores democráticos, añadieron sus seres queridos ayer durante el sepelio.

Con canciones de su repertorio como El niño robot o Pajarito cola-blanca, sus cercanos le dieron el último adiós, en un momento rebosante de emotividad. Su hijo, Iván Rincón, quien ahora es director musical del grupo, recordó a su padre como alguien muy sensible y sencillo. “Fue muy generoso, no sólo con relación a su obra, sino con los otros. Siempre tuvo gran sentido social. Si por su obra se puede suponer que quería mucho a los niños, por la forma de educarlos era evidente.

“Cuando éramos pequeños nos presentaba las canciones a mis hermanos y a mí para que le dijéramos qué nos parecían. Le comentábamos: ‘papá, esa letra está muy triste para una canción tan alegre, o viceversa’, y después de reírse las cambiaba. En la época del auge de Enrique Guzmán y Alberto Vázquez, un día le pregunté: ‘¿por qué no haces un rocanrol?’, y se me ocurrió la letra ‘este era un changuito que bailaba el rock’. De ahí surgió la canción El rock del changuito; siempre nos tomaba en cuenta, a pesar de ser niños.”

Letras con enfoque educativo

Los Hermanos Rincón comenzaron su carrera en los años 70, en un contexto en el que la música infantil estaba enfocada en el entretenimiento. Sin embargo, ellos adoptaron un enfoque educativo, utilizando la música para enseñar a los niños sobre valores, cultura y principios sociales con un estilo que incluía una fusión de ritmos tradicionales mexicanos y latinoamericanos con letras que abordan temas como la amistad, el medio ambiente, el respeto y la diversidad.

Julio Gullco, experto en música infantil y camarada de Valentín, precisó que fueron pioneros no por ser los primeros o los únicos en hacer canciones para dicho público, sino por cómo reflejaron el contexto social que entonces se vivía. Tenían muy presente en sus letras nociones de educación activa debido al estallido del movimiento estudiantil en 1968, y en sus ritmos estaba muy marcada la llamada nueva canción latinoamericana, con gran carga social.

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▲ El grupo Los Hermanos Rincón, integrado por Valentín, Gilda y César, se fundó en 1971.Foto cortesía de Andrés Rincón

Los Hermanos Rincón se convirtieron en referencia obligada para generaciones de niños y maestros en México y América Latina. Con su enfoque educativo, y discos como La víbora de la mar (1995), El niño robot (1996) y La pájara pinta (2004), contribuyeron a la creación de un espacio en el que la música infantil no sólo divierte, sino que también educa.

La compañera de vida del compositor por 45 años, Cuca Serratos, remarcó que “después de Cri-Cri, no existe un compositor igual. Era muy alegre. Todos los días componía, y siempre me hacía reír. No sé cómo voy a arreglármelas en soledad; lo necesito. Yo vivo en la tierra, el habitaba en el aire”.

Serratos recalcó el papel que tuvo en el conjunto la poeta y hermana del compositor Gilda Rincón, y recordó que en 1994 fueron invitados por Casa de las Américas de La Habana, Cuba, para participar en el primer Encuentro de la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe, que se celebró en esa ciudad.

Por su parte, Omar Rincón, parte de la segunda generación de la agrupación y actual director de la Casa de Sensibilización Artística La Mariposa de Hojalata, escuela que continúa el legado de la familia mediante clases de iniciación musical a bebés y niños, mencionó que Valentín era “muy trabajador, todo el tiempo tenía ideas.

Entre mi madre, Gilda, quien hacía las letras, y él, que ponía los ritmos, realizaron más de 120 canciones, incluidas 26 para cada letra del alfabeto. Parte de esa labor incansable a lo llevó a fundar Amexcami (Agrupación Mexicana de Cantautores de Música Infantil). Ya en la tercera etapa de su vida se dedicó a la compilación de libros. Siempre fue imparable, su legado continuará por muchas generaciones, concluyó.