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Zedillo, neodemócrata // Sus beneficiarios lo reivindican // Hundió al país y a los mexicanos

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n hecho registrado casi 30 años pinta de cuerpo entero al neodemócrata Ernesto Zedillo, sus decisiones y beneficiarios. Ahora es reivindicado por la derecha autóctona, es decir, la misma que por estos días promueve la versión de que el ex inquilino de Los Pinos salvó a la patria, y trabajó por el bien del país y el bienestar de los mexicanos, algo que, dicho sea de paso, sólo creen sus acomodaticios promotores, enriquecidos a costillas de la nación.

En plena crisis económica de finales de 1994 y principios de 1995, el país hundido y los mexicanos al borde del hambre, el rescate bancario en puerta y sin un centavo para hacer frente a los compromisos financieros internacionales, Zedillo decidió apoyar a los especuladores bursátiles que por aquellos ayeres acaparaban los Tesobonos (Bonos de la Tesorería de la Federación) emitidos originalmente en 1989 en el arranque del gobierno salinista. Estos valores gubernamentales estaban denominados en dólares, pero se compraban en pesos mexicanos y se pagaban en moneda nacional al momento de su vencimiento, con el premio de aplicar el tipo de cambio al momento de su amortización.

A punto de estallar la crisis (errores de diciembre de por medio), los siempre voraces especuladores bursátiles (los mismo que se quedaron con la banca reprivatizada y posteriormente fueron ilegalmente rescatados por Zedillo mediante el Fobaproa), conocedores de que se avecinaba la devaluación y la sacudida financiera, en cuestión de dos semanas (las previas al estallido) incrementaron en más de 350 por ciento su tenencia de Tesobonos, con lo que, de entrada y por razones devaluatorias, obtuvieron ganancias superiores a 15 mil 300 millones de pesos.

Información de la Secretaría de Hacienda revela que en 1993 los Tesobonos representaron entre 5 y 6 por ciento de la deuda interna total del gobierno federal, pero al finalizar 1994, ya con la crisis encima, llegaron a significar más de 50 por ciento. Como se menciona, dichos valores gubernamentales debían pagarse en pesos, pero Zedillo ordenó cubrirlos en dólares, en detrimento de las de por sí debilitadas arcas nacionales.

Sobre esta ilegal decisión de Zedillo–una de tantas–, la Secretaría de Hacienda sólo se animó a decir que lo único que hizo fue cambiar deuda interna por deuda externa (Tesobonos en pesos por Tesobonos en dólares), aunque lo hizo sin autorización del Congreso. Por ello, sólo en enero de 1995 pagó alrededor de 7 mil millones de dólares a los poseedores de dichos valores gubernamentales.

Pero el saqueo no quedó ahí: por instrucciones de Zedillo, a lo largo de 1995, con el país en la lona y los mexicanos en condición de extrema precariedad, a los especuladores bursátiles el gobierno pagó alrededor de 30 mil millones de dólares, en dólares, por unos valores que originalmente se denominaron en pesos, con una tasa de interés pagadera en pesos, y otorgando un premio, en pesos, por el diferencial del tipo de cambio con el dólar entre la fecha de compra y la de vencimiento.

Fue tal el atraco de los especuladores con el visto bueno de Zedillo, que al iniciar 1996 el saldo de la deuda por Tesobonos se había reducido 99.15 por ciento, para ubicarse en apenas poco más de 255 millones de billetes verdes. En aquel entonces, el propio neodemócrata que hoy aplaude la derecha, estimó que el costo de los errores de diciembre (sólo en 1995) se aproximó a 70 mil millones de dólares, que fueron a parar a las manos de los especuladores bursátiles, la banca extranjera y los rescatados de la banca vía Fobaproa.

¿Quiénes fueron los beneficiados? Los de siempre: Roberto Hernández Ramírez y Alfredo Harp, Accival; Carlos Gómez, Inverméxico (fue presidente de la Asociación de Banqueros de México de 1998 a 2000); Eugenio Garza Lagüera, Operadora de Bolsa; José Madariaga (presidente de los banqueros de 1994 a 1997), Probursa; Ángel Isidoro Rodríguez, El Divino, Mexival y algunos más.

Ello sin olvidar que esos especuladores bursátiles también fueron propietarios de la banca reprivatizada y obtuvieron pingües beneficios por el ilegal rescate del Fobaproa, mientras se hundía el país y con él los mexicanos.

Las rebanadas del pastel

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