Contar con una Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación en la próxima administración federal es positivo si le da al sector mayor presencia en el concierto del gobierno y una mejor asignación presupuestal, afirmó Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Consejo Nacional de Humanidades Ciencia y Tecnología (Conahcyt).

En entrevista con La Jornada, la funcionaria subrayó que será prioritario no perder la transversalidad, la colegialidad y la interinstistucionalidad que se construyó en este sexenio para impulsar la transformación del sector.

El que Conahcyt contara con un “máximo órgano de gobierno colegiado y fortalecido por la nueva Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, le dio una enorme robustez. Mucho de los aciertos tienen que ver con ese funcionamiento colegiado y democrático, y con su capacidad de incidir y accionar con diversas dependencias.

La que se creará, como anunció la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, “recupera aspectos de la propuestas original del general Lázaro Cárdenas del Río de integrar la educación superior, la ciencia y la tecnología, con la que creó el Instituto Politécnico Nacional.

Veo una maduración de esa perspectiva, porque en el actual sexenio se ha rescatado una parte importante del espíritu revolucionario social que tuvo el origen del Conahcyt, y esa coincidencia me gusta, me llena de ilusión que haya mayor conjunción entre la educación superior y el desarrollo científico.

Luego de 50 reuniones con el equipo de transición de la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, quien encabezará la nueva dependencia, detalló que a la nueva secretaría no se integrará toda la educación superior. Sólo va absorber dos universidades: la Rosario Castellanos y la de la Salud, que fueron dos grandes proyectos de la doctora Sheinbaum y que han tenido mucho éxito abriendo la matrícula a miles de estudiantes, además de que se prevé la creación de al menos dos subsecretarías.

Álvarez-Buylla, quien aseguró sentirse satisfecha con el combate a la corrupción en el sector científico, en particular en la entrega de becas a estudiantes de posgrado, al igual que en el cobro de colegiaturas y servicios en posgrados públicos, apuntó que no sólo se deja un sector listo para impulsar una nueva secretaría de Estado, también hay muchos resultados como la creación de un nuevo Sistema Nacional de Posgrados y de una Red de Laboratorios Nacionales, libres de conflicto de intereses.

No obstante, señaló que aún hay tareas pendientes, como impulsar un mayor número de plazas para jóvenes científicos altamente calificados, pero que se encuentran fuera de las instituciones de educación superior o de los centros de especialización.

Destacó que en su gestión se atendieron a más de 4 mil 786 jóvenes que habían concluido su doctorado, y que no recibían una beca posdoctoral, por lo que crecimos 600 por ciento en esta cobertura, aunque reconoce que aún falta atender a más.

Otro desafío para la siguiente administración es mantener el proyecto Investigadoras e Investigadores por México, que cuenta con mil 261 plazas otorgadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y que ha permitido a jóvenes integrarse a los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) con sus 10 ejes prioritarios, y a los de Investigación e Incidencia (Pronaii).

Espero y confío que ya siendo secretaría ese programa crezca, porque ha dado importantes resultados, con proyectos de incidencia que le han dado la oportunidad a jóvenes de aportar conocimiento para la resolución de problemas urgentes que afectan a la población, como puede ser el rescate de un río contaminado o determinar las causas por las que mueren las personas en zonas altamente contaminadas, además de que hay algunas plazas para investigadores que colaboran con dependencias públicas en distintos temas.

Agregó que otro aspecto central es la transversalidad, pues con los Pronaces se logró la participación de al menos 10 mil investigadores y 170 instituciones de educación superior, y si consideramos a los estudiantes, suman más de 20 mil, es decir, un tercio de las comunidades académicas.

Subrayó que tanto los Pronaces como en los Pronaii se invirtieron mil 700 millones de pesos, que parece una cifra menor comparada con los 45 mil millones que se entregaron en gestiones anteriores a la iniciativa privada y a las trasnacionales, pero se trata de recursos públicos que han sido bien aplicados y que han dado excelentes resultados.