Conserva sus tres cinturones de peso supermediano
Domingo 15 de septiembre de 2024, p. a30
La sorpresa del boricua Édgar Berlanga fue no caer noqueado. Cuando todo el mundo lo daba por aniquilado antes de tiempo, el casi desconocido retador terminó los 12 asaltos de pie y sin permitir que el campeón indiscutido Saúl Canelo Álvarez culminara esta noche con un desenlace explosivo. Pese a que no pudo fulminar a su rival, el monarca pelirrojo conservó sus tres cinturones de peso supermediano –CMB, AMB y OMB– por decisión unánime en el combate realizado en la arena T-Mobile de Las Vegas ante más de 20 mil asistentes.
Parecía un simple trámite para el Canelo por las trayectorias tan distintas. El mexicano llegó con 61 victorias en 65 combates. Berlanga, casi un desconocido, estaba invicto en 22 peleas. Esta noche sufrió su primera caída, pero a pesar de eso se le veía eufórico al final del combate.
Soy un ganador
, dijo Berlanga; “me siento afortunado de poder estar aquí. Canelo es mi ídolo desde que yo era niño y pudo elegir a cualquiera para pelear, pero me escogió a mí y eso lo agradezco”.
Canelo Álvarez es un viejo lobo marino. Sabe administrar sus combates, aumentar su fortuna, azuzar al público y ser el centro de atención. Una vez terminada la pelea, respondió a sus detractores tan fieles como sus fanáticos.
¿Ahora qué van a decir después de esta pelea? Soy el mejor peleador y, aunque gane, siempre van a seguir hablando
, dijo el pelirrojo.
El contraste era notorio. Canelo, 34 años y 1.71 de estatura, se medía ante un Berlanga de 27 años y 1.85. Frente a frente parecían dos rivales de divisiones diferentes. Los distanció la experiencia enorme del mexicano.
Canelo salió en su versión más ofensiva, con la iniciativa y siempre adelante, pero con la habilidad que ha desarrollado para quitarse los golpes en un juego prodigioso de cuello, cintura y hombro. Cuando Berlanga sintió más confianza, en el tercer episodio, se arriesgó al ataque con un jab que se notaba poderoso y coherente con su estatura. Pero ahí surgió la experiencia del pelirrojo, un depredador al que le ofrecieron un flanco y no lo desperdició: conectó al boricua con una zurda directa a la mandíbula que lo envió a la lona. Parecía que todo terminaría pronto, pero el puertorriqueño supo reponerse y seguir en combate.
Todos esperaban una solución rápida y contundente del mexicano, quien castigó con frecuencia con el upper en el décimo episodio, pero Berlanga seguía firme, soportando con la quijada el castigo sin tambalear. Casi al final de ese round, se engancharon en un duelo de provocaciones y se gritaron cosas nada amables, pero sin meterse las manos.
Terminaron bastante enardecidos y sin que el mexicano lograra demoler a Berlanga. Apenas terminó la pelea, ambos se abrazaron y se pidieron disculpas. Berlanga le confesó que se sentía mal por insultarlo. Desde niño seguía su carrera y todo fue por la adrenalina, yo lo admiro mucho
, agregó.
Canelo le respondió que lo entendía y que lo había hecho muy bien, todo es parte del boxeo y gritó eufórico: ¡Viva México, cabrones!
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