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Estamos rodeados de ángeles, si no, ya hubiéramos muerto de tristeza

Carmen Parra participó con 14 obras en la exposición Las huestes celestiales en la Tierra, que se presentó con éxito en el Munal

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Mi arcángel favorito es San Miguel, porque es el brazo derecho de Dios, compartió Parra.Foto cortesía de la artista
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de septiembre de 2024, p. 3

¿Cree realmente en los ángeles? La pintora Carmen Parra (Ciudad de México, 1944) no titubea: ¡Claro que creo, estamos rodeados de ellos, si no, todos ya hubiéramos muerto de tristeza!

Aunque de inmediato matiza y aclara que son una invención para tratar de explicarnos la gran sorpresa de estar en la Tierra y de saber qué hay entre lo humano y lo divino.

Son los mensajeros, los que bajan y suben y nos dicen lo que existe entre ambos mundos. Mi arcángel favorito es San Miguel, porque es el brazo derecho de Dios, asienta.

La pregunta tiene lugar a partir de que la vida y el imaginario de esta reconocida artista han estado siempre acompañados por criaturas aladas. Primero fueron, precisamente, los ángeles y arcángeles, después vinieron las mariposas y, en tiempos más recientes, el águila real.

Desde hace algunos años, también ha abierto su interés y creatividad al mundo terrestre e, incluso, al subacuático, con la incorporación de tortugas y cocodrilos a su ya conocida y reconocida iconografía, inspirada en el arte novohispano.

Mensajeros, guardianes y ejecutores

La también escultora, antropóloga y escenógrafa participó con 14 obras, entre pintura y cerámica, en la exposición Ángeles: Las huestes celestiales en la Tierra, que se presentó con gran éxito en el Museo Nacional de Arte (Munal).

Conformada por 200 piezas de artistas nacionales y extranjeros de los siglos XVI al XXI, la muestra propuso una reflexión sobre las funciones que han desempeñado esos seres a lo largo de la historia cultural de la humanidad, como mensajeros, guardianes, conductores de los astros, ejecutores de las leyes, protectores de los elegidos y símbolos de libertad.

Fui la pintora contemporánea mejor representada en esta exposición. Estoy muy contenta de participar; mi gran orgullo es estar con los grandes maestros del arte mexicano de todos los tiempos. Le dije al director del museo (Héctor Palhares) que qué bueno que la hicieron antes de que yo muriera, resalta Carmen Parra en entrevista.

“Este 2024 cumplo 80 años (en noviembre) y 60 de trabajo, y mi propuesta ha sido siempre concientizar sobre el patrimonio de México, tanto el cultural como el natural. En particular, me he interesado por el mundo virreinal; mi pretexto para adentrarme a él han sido los ángeles, porque son símbolos que todo mundo entiende; son seres alados que nos conectan con otros mundos y están presentes en todas las culturas.

En el caso de nuestro país, desde la Conquista y con el mestizaje, hemos hecho altares barrocos extraordinarios en toda la República; lamentablemente, muy pocos conocidos y expoliados por la falta de cuidado. México es tan rico en cultura como Italia en Europa, tenemos más del 75 por ciento de los bienes culturales de América. Entonces, es una enorme responsabilidad preservar ese invaluable acervo.

Rescate del arte virreinal

La pintora y escultora se asume heredera y continuadora de la línea iniciada por las grandes figuras del arte mexicano del siglo XX: “Cuando era joven, conocí a algunos de los principales maestros, como Diego Rivera, José Chávez Morado y Juan O’Gorman, por mencionar a algunos, que tenían el enfoque de rescatar el pasado prehispánico, lo cual hicieron de gran manera.

“A los artistas de mi generación, nos ha tocado entonces rescatar lo que sigue de la historia –es decir, los tres siglos del virreinato–, para tener una lectura lineal del devenir de México. Ésa es mi propuesta, y los ángeles han sido los grandes conductores de esa gran aventura. He estudiado teología, el arte virreinal, los símbolos; me muevo en un mundo simbólico, como ocurre en cualquier arte: la poesía, la literatura, la música.”

El interés de Carmen Parra por el patrimonio cultural de México, en específico por el novohispano o virreinal, tuvo su origen desde edad muy temprana, según refiere, al acompañar a su padre, el arquitecto Manuel Parra, quien se encargó de la restauración de diversos inmuebles históricos del país, entre ellos el convento de El Carmen, en la Ciudad de México.

Él me sembró este interés por la iconografía y el patrimonio, afirma. Soy de las privilegiadas mexicanas sumergidas en la cultura de México desde que nací; también en la naturaleza, de la cual he pintado mariposas por más de 45 años; en 2010 comencé con el águila real, que está en extinción; y ahorita estoy trabajando con esculturas de tortugas y cocodrilos, ya que vivo la mitad de mi tiempo en Guerrero, en el pueblito de Troncones.

Sobre cuándo comenzó a pintar ángeles, precisa que fue de la mano de la restauración emprendida en la Catedral Metropolitana tras el incendio de 1967: El arquitecto Jaime Ortiz Lajous me permitió seguir los trabajos; entonces, yo me encerraba en la catedral, en lo altares, a dibujarlos, y vi cómo los ángeles acompañan a la música, a las vírgenes, cómo están incluidos en toda la imaginaria, en esta lectura del cielo a la Tierra o a la inversa. Debo aclarar que lo que he hecho es una reinterpretación contemporánea de esos seres, porque vivo en el siglo XXI.