La poeta y ensayista Pura López Colomé y la narradora Verónica Murguía recibieron este jueves la Medalla Bellas Artes en la disciplina de Literatura en las ediciones 2023 y 2024. Lucina Jiménez, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), agradeció su compromiso, trayectoria y esas palabras que hilvanan con tanta profundidad y entereza.

La promotora cultural destacó que la obra de ambas autoras tiene resonancia poderosa que trasciende los límites de lo individual para conectarnos de manera profunda como seres humanos en diálogo con lo universal.

Las escritoras fueron recibidas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes con una festiva y nutrida ovación de escritores, amigos y admiradores.

López Colomé agradeció a este increíble país que premia a sus poetas, escritores y artistas como ningún otro. Enseguida leyó un texto sobre su trayectoria literaria, en el que contó que desde su educación había rechazado recibir alguna distinción, pues la vinculaba con la desaparición de su madre tras recibir una medalla escolar. Una alocución honesta y emotiva sobre su aprendizaje y las admiraciones sentidas.

Expresó su gratitud a Alejandra Frausto y Lucina Jiménez, quienes encabezan la Secretaría de Cultura federal y el Inbal, respectivamente, profesionalismo y vitalidad, al apoyar, fortalecer y motivar la creación artística en todas sus vertientes.

Extendió el agradecimiento a sus seres más queridos, que la han acompañado en su extraña y metafórica manera de ver el mundo e indagaciones poéticas. Sin ellos nada, porque gracias a su presencia he podido ver de cerca el sentido de mi propio quehacer.

López Colomé refirió que en la poesía intentó sembrar, como diría Jorge Aguilar Mora, en esta tierra sin razón y poderosa, en estos terrenos de mi lengua y tradición, una semilla musical, expresiva, explosiva y plural.

▲ Las escritoras Pura López Colomé (izquierda) y Verónica Murguía, durante la ceremonia de entrega.Foto Yazmín Ortega Cortés

El editor y escritor Fernando Solana reconoció la emoción y respeto por la obra de la también traductora: gran poeta, lo cual es una descripción justa y una mera literalidad; su creación alcanza dimensiones catedralicias y su poesía semeja una flama dentro de un cristal.

Destacó también su búsqueda incesante del hilo secreto del lenguaje y que en su poética nunca ha habido retórica ni ornamentos, que son delito y sobrantes, palabras gastadas, inútiles puentes hacia ninguna parte. Poeta sin concesiones, ceñida y austera.

En su turno, la ganadora de 2024, la novelista y cuentista Verónica Murguía, hizo hincapié en que el arte no es sólo necesario, quizá es lo que nos hace más humanos. Está por encima de nosotros.

Continuó: el arte es la única forma de perdurabilidad que hemos encontrado. Es indispensable, y sin él las sociedades pierden la razón. Se nos ha repetido que hay cosas más urgentes. Se coloca el libro, la cultura, la coreografía, la partitura en una esquina; en el otro lado, las necesidades de vivir con techo, educación y tener un pan. No es justo. Tenemos derecho a las dos cosas.

Por último, dedicó la medalla a su esposo David Huerta (fallecido en octubre de 2022), sin quien ella no estaría aquí.

Por su parte, la cuentista Ana García Bergua comentó el orgullo de presentar a Murguía en la ceremonia, a quien describió como “escritora única en la literatura mexicana. Historiadora de formación, de cultura exquisita y profunda, centrada en la antigüedad, la Edad Media y el mundo árabe.

Exaltó su preocupación por lo humano, la ternura y la caridad, que no deja de lado las descripciones del horror más profundo y el dolor más fuerte, aunada a su vasta cultura antigua, que en su caso alienta el género de la fantasía con un refinamiento poco frecuente.