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Morris Berman y el sueño de los que votaron por la 4T
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ocos autores me han influenciado tanto como el historiador estadunidense Morris Berman (1944). De sus 17 libros, dos de ellos, El re-encantamiento del mundo y Cuerpo y espíritu: la historia oculta de Occidente, me han inspirado profundamente, y son progenitores de alguna forma de mi libro Los civilizionarios. En este momento en que la llamada Cuarta Transformación (4T) se apresta a iniciar una segunda etapa, y que ha logrado alcanzar un constituyente que por vez primera hará una reforma a fondo del Poder Judicial, ámbito mayor de la corrupción del país, me parece que lo escrito por Berman en El re-encantamiento del mundo en 1981 puede ser igualmente inspirador para la nueva fase. Reproduzco entonces como un pequeño homenaje a ese autor párrafos claves de su obra. Desde 2006 Berman vive en México, “un lugar donde existe un espacio para la imaginación, los sueños y el delirio. El surrealismo camina por sus calles. Mi primera visita –dice– fue en 1979 y de inmediato sentí una íntima conexión… En México es posible la vida cotidiana, existe sentido espontáneo de colaboración y ayuda, lo que no existe en mi país, pues allí todo es valor económico. Las personas no son tal, son objetos. En México la amistad es real” (Luis Eduardo Cortes Riera en Archipielago; https://www.revistas.unam.mx/index.php/ archipielago/article/view/88560/77685).

Véase entonces este conjunto de pensamientos iluminadores, tomados del capítulo nueve La política de la conciencia, escritos hace 43 años sobre la cultura planetaria:

“Es de presumir que tal cultura será más soñadora y más sensual que la nuestra. El paisaje síquico interno de los sueños, del lenguaje corporal, del arte, de la danza, de la fantasía y del mito representarán una gran parte de nuestro intento por comprender y vivir en el mundo. Estas actividades llegarán a ser reconocidas como formas legítimas, e incluso cruciales, de conocimiento, y serán acompañadas por el cultivo directo de las facultades síquicas: la percepción extrasensorial, la sicometría y la sicokinesia, la lectura del aura y la curación…

“El resultado será un énfasis en la comunidad en lugar de la competencia, en la individuación en lugar del individualismo, y el fin del ‘falso sistema de sí mismo’ y el juego de roles que han profanado tanto las relaciones humanas. En cuanto al poder, éste se entenderá como equivalente a estar centrado, una verdadera autoridad interna, y no la capacidad de hacer que los otros hagan lo que uno quiere en contra de su voluntad. El poder será definido como la capacidad de influenciar a otros sin presión o coerción…

“Al mismo tiempo, habrá un fuerte cambio en el énfasis de la práctica médica hacia formas populares y naturales de curación, tendientes a evitar el uso de drogas y la manipulación química; y casi una fusión de la ecología con la sicología, dado que será ampliamente reconocido que la mayoría de las enfermedades son una respuesta a un ambiente síquico y emocionalmente perturbado…

“El principio de diversidad requerirá la preservación de las especies y las culturas en peligro, como factores que incrementen el ‘pool’ de genes de posibilidades y, por lo tanto, que hagan la vida más estable, duradera e interesante.

“Políticamente, habrá un importante énfasis en la descentralización, que se extenderá a todas las instituciones de la sociedad y se reconocerá como un prerrequisito para la cultura planetaria. La descentralización exige que las instituciones sean a pequeña escala y sujetas al control local, y que las estructuras políticas sean regionales y autónomas. Característicos de tal descentralización son los hospitales comunitarios y las cooperativas de alimentos, el cultivo del espíritu colectivo y la autonomía del vecindario.

“La producción en masa le cederá su puesto a la artesanía, la agricultura como negocio a granjas pequeñas, orgánicas, intensamente trabajadas, y las fuentes de energía centralizadas –especialmente las plantas de energía nuclear– a opciones de energía renovable adecuadas a sus propias regiones.

“Finalmente, la economía será una economía de estado estacionario, una mezcla de socialismo, capitalismo y trueque directo a pequeña escala. Será una sociedad ‘conservadora’, en el sentido de que nada se desperdiciará, y con un gran énfasis, en la medida que sea posible, en la autosuficiencia regional. Habrá poco interés en las utilidades y el lucro como un fin en sí mismos. La actitud hacia otros y hacia los recursos naturales será de armonía en lugar de explotación o adquisición. Como lo han dicho los ecólogos Peter Berg y Raymond Dasmann, la economía será una subrama de la ecología.”

Para Helio García, quien me obsequió el Re-encantamiento del mundo en marzo de 1991, con amistad eterna.