México. PIB 1er semestre 2024
on cifras preliminares para 2024 y corregidas para años anteriores, el INEGI indica que el PIB del país se ubicó al cierre del primer semestre en 32 billones 966 mil 023 millones de pesos anualizados, cifra 1.82% superior en términos reales (descontando inflación) a su equivalente de 2023 (Gráfico 1).
Esta tasa de crecimiento (1.82) es la más baja de los cuatro años post pandemia, y para el sexenio (primeros semestres) arroja un crecimiento promedio anual de 1.01% (Gráfico 2), tasa positiva pero insuficiente; no hemos salido de la trampa de crecimiento
que define la CEPAL.
El PIB nacional a precios constantes (sin inflación) de 2018, muestran (Gráfico 3) el desplome de la economía en 2020, y de ahí su lenta pero consistente recuperación.
El PIB agropecuario registra en este primer semestre su peor desempeño del sexenio con un decrecimiento de -2.6% (Gráfico 4); la agricultura cayó -5.1 y la ganadería aumentó 2.1. Cierto es que las adversidades climáticas fueron severas en la primera mitad del año, pero más cierto es que a pesar de las inversiones y programas recientes, el campo mexicano sigue en un abrumador rezago en prácticamente todo lo que concierne a la producción, precios y comercialización justa de básicos. Hoy la dependencia alimentaria subsiste a plenitud y la soberanía en la materia brilla por su ausencia; hacer rentable la producción de básicos es el primer paso para reconvertir la excesiva exportación actual en productos esenciales para el mercado interno.
El PIB industrial creció 1.4%, la peor tasa post pandemia (Gráfico 5). De sus componentes, la Construcción creció 10.1 y Electricidad, agua y gas por ductos 2.6, mientras que la Minería decreció -2.7, y la Manufactura -0.3%, de cuyas 21 ramas, 16 decrecieron y sólo cinco crecieron.
El PIB servicios – que debería ser sector de desarrollo nacional (no extranjero) y generador de empleos – creció 2.3%, la tercera mejor tasa post pandemia (Gráfico 6).
Planes, políticas y programas integrales serán ahora necesarios para una nueva fase de expansión interna, con recursos propios, sustitución de importaciones, desmonopolización de la economía, e IED selectiva. Los tratados actuales con el norte son leoninos e injerencistas; es preciso delimitarlos pues ahora asfixian la soberanía y el desarrollo.
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