Los veedores, apoderados y demás especialistas decidieron 15 días atrás que había que dejar como sobreros dos reses de Campo Hermoso, ganadería titular de aquella novillada cuando triunfó Bruno Aloi. Increíble pensar en las razones por las que aquella vez dejaron fuera dos ejemplares que a la postre han sido de los mejores de esta temporada y que ayer en la Plaza México se jugaron como tercero y cuarto.

Quizá lo astifino de ese cárdeno tercero, o lo serio del salinero que salió a continuación y cuya descarada cabeza con los pitones veletos podría haber ahuyentado a más de medio escalafón mayor, fueron las causas de no haberlos lidiado aquella ocasión. Y como las cosas buenas en México pasan por casualidad, lo mismo en la política que en lo taurino, misteriosamente tuvo que bajarse una ganadería de la empresa como San Martín y buscar remedio en tres impresentables de Las Huertas y lograr que de rebote salieran estos dos.

Pero esto sólo encuentra lógica en un ambiente taurino a la baja cuyo tejido y vínculo con la sociedad se hunden tanto como el pobre estribo de la barrera de un ruedo hace tiempo en condiciones lamentables, resintiendo el abandono de los responsables de no fomentar afición taurina en la sociedad.

Esta vez en presencia de alrededor de 2 mil 500 asistentes partieron plaza el queretano Juan Querencia, con 23 años, tercera generación de la dinastía iniciada con el matador Rafael García, el debutante jalisciense Axel López, de 19 años, y el aguascalentense Emilio Ricaud, con 24. Fue una terna que, entre limitaciones y nervios, partió plaza bajo un sol casi inclemente en tarde sin viento.

El abreplaza fue un novillo impresentable, zancudo, estrecho y feo, manso y berreón que puso a batallar al novillero Querencia desde el primer lance, terminando por no confiarse.

Cuando todo apuntaba a una nueva tarde aciaga salió Cachito, negro apretado de cuerna para Axel López, rubio y bajito con tendencia a la aceleración logró que por su desempeño la gente lo sacara al tercio. Ricaud con su primero logró templar la embestida, mostrando buen corte, sello y entendedera con la muleta. Sólo los fallos con el acero le privaron del triunfo.

Axel López repitió color con su segundo al que banderilló y lidió con aseo, y pese a escuchar dos avisos, fue llamado al tercio con fuerza. El cierraplaza de Las Huertas fue un novillo estrecho y feo de presencia que brindó nulas opciones.